jueves, 2 de julio de 2009

Reflexión Ciudadana:

En estos momentos en que vive el país es significativo llamar a la reflexión en torno a tres conceptos: Nacionalidad, Ciudadanía y Participación ciudadana.

NACIONALIDAD

La nacionalidad es el estado permanente de dependencia en los cuales se encuentran los individuos en una sociedad organizada. La misma se adquiere por un derecho constitucional (adapatado de Manual de Derecho Internacional Público, Fernando Gamboa Serazzi).

“La Nacionalidad no se refiere al estatus legal de quien goza de un pasaporte, ni tampoco al nacionalismo como ideología política, sino al sentimiento de compartir unas tradiciones y una cultura. La solidaridad por último, es la fuerza emocional que liga al grupo en una identidad común, en sentido amplio, porque se comprometen en una actividad común”. (Adela Cortina en Ciudadanos del Mundo)

La nacionalidad implica un vínculo que une a las personas con un Estado. Por tanto la persona obtiene beneficios y protección estatal dentro de su propio país y también en el extranjero, pero a la vez tiene derecho y deberes que cumplir con el estado que lo protege.

La nacionalidad puede ser originaria o adquirida. La originaria es la que el individuo adquiere al nacer. La nacionalidad adquirida la obtiene una persona que ya tenía una nacionalidad y por tanto adquiere una nueva, perdiendo o conservando la doble nacionalidad. Cuando se adquiere una nueva nacionalidad se denomina naturalización.

La nacionalidad que se obtiene por el nacimiento es la del territorio en el cuál éste tuvo lugar, o la del Estado de los padres por el vínculo de sangre. La primera sigue la teoría del jus solis y la segunda la del jus sanguinis.

Estamos conscientes que la nacionalidad no es simplemente un estatus legal, sino también, un compromiso moral de construir una identidad común, que nos identifique como pueblo. En este siglo más que nunca, es importante destacar la nacionalidad en medio de la globalización. Los pueblos que sean más consciente de esta realidad podrán mantener su identidad, los demás, serán devorados despiadadamente. Esta es una guerra fría donde los lobos se comen las ovejas.


CIUDADANIA


“La ciudadanía es una condición de la persona que implica una suma de derechos y responsabilidades por pertenecer a una sociedad o comunidad política. Entre los deberes fundamentales de la ciudadanía se pueden citar el respeto a las leyes, el uso correcto de la libertad y el respeto de los derechos de los y las demás”. (Graciela García en Formación Ciudadana).

La ciudadanía es inherente a cada persona. Implica el conocimiento de los derechos y los deberes y el respeto de éstos hacia los demás. La ciudadanía persigue la práctica de la cooperación, la solidaridad, la libertad y el respeto a las leyes. Es oponerse con valentía a toda forma de autoritarismo que atente contra la dignidad de las personas. Es el sentido de pertenencia en la comunidad en la que se participa en la vida civil o política, asumiendo las responsabilidades y exigencias que demanda la sociedad.


En tal sentido, se es ciudadano/a cuando se está en posesión de los derechos de ciudadanía, que goza, por su estatud civil, de los derechos civiles y políticos. Es un miembro activo de un Estado, que puede tomar parte activa en las funciones de éste.


Participación Ciudadana

Participar significa integrarse a las actividades de un grupo o de una colectividad y compartir la toma de decisiones de una forma libre y sin coacción de persona o de grupo. Por tanto, no es algo individual o exclusivo de alguien.

La participación conlleva la responsabilidad de asumir los deberes que contraemos con el grupo, la misma implica diálogo, consenso, disenso y respeto a las decisiones de la mayoría, aunque no estemos de acuerdo con las mismas. Pero todas las formas de participación deben recaer en beneficio del grupo o de la comunidad.

Hay diferentes formas de participar, en la familia, en la escuela, a través del voto para elegir a las autoridades que nos representarán en las diferentes instancias del Estado. Pero la participación no es solamente la acción del voto es también la que realizamos a través de las organizaciones comunitarias y organizaciones no gubernamentales (ONG’s) dirigidas a alcanzar un bien común o a resolver un problema de la comunidad.

Una forma simple y sencilla de participación ciudadana, de un/as buen/a ciudadano/as, es preocuparse en participar en el desarrollo integral de su patria, tratando de impulsar su educación y su cultura.
Esta reflexión es una manera de participación ciudadana.

lunes, 29 de junio de 2009

Ilustre Filósofo Dominicano Armando Cordero

ARMANDO CORDERO: “Aportaciones para un estudio de la filosofía Dominicana”

Armando Cordero, nació en la ciudad de La Vega, en noviembre de 1909. En 1930 al advenir lo que en nuestra historia se ha denominado la Era de Trujillo (1930-1961), Cordero, se abraza con lealtad y firmeza al ideario político-administrativo del gobierno trujillista, por lo que muchos de sus escritos fueron testimonio elocuentes de su fervor hacia el régimen. Desde muy joven se dedicó al campo de la literatura, como colaborador del “Progreso”, “Listín Diario” y” La Opinión”, (Revistas),espacios informativos donde publicó su escritos titulados: “El Beso Incestuoso”, “El dolor de Vivir”, ambas obras escritas en 1931, “Intuiciones del Pensamiento Filosófico” en 1934, “Bosquejos de Crítica Histórica y Biográfica” en 1943. Además de estas pronunció conferencias y discursos que fueron merecedores de cálidos elogios por sus contemporáneos. Otros escritos que no podemos dejar de mencionar son “La Dominicanidad en proyección vertical hacia el Pináculo de la Grandeza Humana” (1947), y “El Destino de las Masas Trabajadoras en la Era de Trujillo” (1949). Estas producciones literarias fueron antesalas de lo que más tarde sería su obra “Aportaciones para un estudio de la Filosofía Dominicana”.

Un escenario que benefició grandemente a Cordero, fue el renacimiento intelectual que surgió en los años comprendidos entre 1930 y 1961 en el país. Aquí se conjugaron y evolucionaron las distintas ramas de la Filosofía como: la Metafísica, la Estética, la Ética, la Lógica, la Teoría del Conocimiento, la Teoría Científica-Filosófica, la Teoría de los Valores Culturales etc. La génesis de este renacer suscita a raíz del retorno a la nación, del insigne educador Pedro Henríquez Ureña (1931). Con su llegada surge la inquietud de fundar “Las Facultades Libres de Filosofía” en el país, iniciándose así, entre (1932- 1938); concretizándose de esta manera las bases para promover el plan de estudios enciclopédico que con generosidad y entusiasmo auspicia la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santo Domingo.

Con el surgimiento de esta nueva facultad se manifiesta una proliferación de escritores, ensayistas y filósofos en Santo Domingo como: Fabio A. Mota (1892-1975), hombre pensante que une a su gran cultura la vocación educadora, con su notable obra “Evolución del Pensamiento Filosófico, Anales de la U. A. S. D (1938-1940); Andrés Avelino (1899-1979) pensador dominicano de más alto vuelo, y su obra: Metafísica Categorial (ciudad Trujillo 1940); Juan Francisco Sánchez (1903), ensayista de nota y sobrio escritor, filosofo de la historia, de la teoría de valores y del arte; Pedro Troncoso Sánchez (1904-1986), jurisconsulto y pensador de penetrante visión, filósofo de teoría de valores y metafísico; y el Dr. Salvador Iglesia (1917), Neoescolástico, con tendencia a un eclectisimo moderado, Neotomista, Neoplatónico. Algunos de estos intelectuales fueron amigos, colegas y profesores de Armando Cordero.

Cordero, inmerso en tal opulencia intelectual percibe el talento de estos filósofos y convergiendo junto a ellos explota el suyo, suscitando en él, la inquietud de escribir “Aportaciones para un Estudio de La Filosofía Dominicana”. Cabe destacar que en 1947, fue constituido el Comité de Historia de las Ideas en América, dirigido por Leopordo Zea. Este Comité tenía el propósito fundamental de promover la elaboración de las historias nacionales que más tarde serviría de base para la Historia General del pensamiento, las ideas filosóficas en nuestro país. Esto motiva a Armando Cordero, en investigar la historia de las ideas filosóficas en nuestro país y así enfrascado en su inquietud inicia la redacción de su obra, haciéndolo de una manera genial, recogiendo la filosofía de estos intelectuales en materia de Metafísica, Ética, Filosofía de la Religión, Lógica, Teoría del Conocimiento, Teoría de los Valores Culturales, Filosofía Científico Natural etc. Permitiéndole esta obra en 1951 colocarse en el umbral vanguardista de la intelectualidad dominicana.

Aportaciones para un Estudio de La Filosofía Dominicana” consta de 22 páginas donde enjuicia de forma sintética y clara el pensamiento filosófico desde la época Colonial, catalogada ésta como “Nuestra Edad Media”, debido al predominio del marcado interés religioso, como dirían los filósofos “El hombre trascendentista” (otro mundo y de otra vida); más tarde surge en la colonia el “hombre imanentista” sustentados por los pensadores de la Ilustración; pasando luego por Períodos de la independencia, la Restauración, donde existe una marcada preocupación por las cosas de este mundo y de la vida, como José Núñez de Cáceres (1772-1846) , Juan Pablo Duarte (1813-1876) y Feliz María del Monte (1819-1899), la filosofía se concibe como fuerza creadora de liberación. Seguido de la enseñanza de la filosofía en la Era de Trujillo y sus filósofos principales hasta la época contemporánea.

Con esta obra, Cordero, participó en 1951 en el concurso universitario “Arístides Fiallo Cabral” instituido por Trujillo en 1939. Donde obtuvo el galardón. Siendo el primer trabajo en su naturaleza escrito en el país. Este documento tiene la premisa de colocar a Cordero, en el umbral de la intelectualidad dominicana imperante en la época.

Es importante destacar que Armando Cordero, como filósofo historiador, recibió diversos elogios por su obra. A parte de ser premiado por la universidad, recibió la valoración emitida por Guillermo Machum de Paz, quien expresó en la carta que le envió el 12 de mayo de 1953, Ciudad Trujillo, Armando Cordero, dice: “Hay en sus investigaciones de los valores y en su pensamiento analista y crítico, toda la gama de inquietudes que le convierten en un expositor brillante de las escuelas filosóficas. Rica de armonía su palabra, exquisita su prosa, llana y responsable” (Álbum personal de Cordero).
De igual manera, Manuel Valldeperes, reconoce en Armando Cordero, el gran aporte de calidad que hace éste, en la determinación específica del pensamiento filosófico en la Era de Trujillo. Resalta además, la continuidad en la historia de la Filosofía, presentando la trayectoria filosófica de nuestro pueblo no de un modo discontinuo sino de una manera continua en íntima relación con el cauce ambiental por el que discurre.


No cabe dudas, que esta obra es la que sitúa a Cordero, a la altura de los intelectuales de la época, los insignes filósofos destacados y admirados por él. “Aportaciones para un estudio de la filosofía Dominicana” es un gran legado para nuestra cultura nacional.

martes, 23 de junio de 2009

Educar para Amar

Ante el vacío o sin sentido en que viven algunos seres humanos, existe una esperanza, para impedir que parte de la humanidad no se suicide: La Educación para el Amor.
Educar para el amor es formar personas que asuman su condición de humanidad, como dice Savater “se nace humano pero hay que aprender a ser humano”. Solo el amor nos ayudaría a rescatar la humanidad perdida. La educación para el amor consiste en formar personas hacia la profundidad espiritual, para poder encontrarse con su propio ser, como dice Sócrates que la verdadera filosofía esta en el conocimiento de sí mismo: “conócete a ti mismo”. En esto consiste el autoamor.
Educar para el amor en su sentido pleno significa, humanizar, cultivar, dignificar, como afirmaría Platón, es elevar a su más alta ascensión al ser humano.La educación para el amor es el encuentro tierno con el otro, Emmanuel Levina dice : "que es el encuentro con el otro, el rostro encarnado que me interpela. No existe mejor manera de entender el arte de educar como una expresión de ternura, solidaridad y entrega desinteresada.
Tenemos que entender este binomio: hay que amar para educarse y educarse para amar, ambos complementan al ser humano como un acto de amor y educacion. Solo el que ama profundamente puede educar y el que se educa esta en mejores condiciones para amar verdaderamente.

Creo que el mejor modo de estar situado en el mundo es amando. El amor es la chispa que enciende la vida y que da sentido a la existencia. Pero al mismo tiempo, hay que educarlo, así lo expresa Eric From cuando habla del arte de amar.
Existen personas que son analfabetas emocionales, que tienen dificultades para amarse a sí mismos y a los demás, por eso la educación para el amor es el fundamento de la autoestima personal, no podemos dar lo que no tenemos.
Es preciso que aprendamos a desaprender, para aprender una nueva forma de amar. Tenemos que corregir algunos conceptos, como: “hacer el amor”, el amor no se hace es una donación desinteresada de entrega mutua, es salirse ambos de sí mismo, para encontrarse en la orilla, es la conjugación plena del verbo amar.

Es preciso que el ser humano entienda que el tesoro mas valioso esta dentro de nosotros mismo, esa capacidad de trascender, de espiritualidad y esa fuerza interior que nos impulsa a transformar el mundo, esa llama que todavía mantiene viva a la humanidad, esa chispa inagotable preñada de vida y sentido: el amor.

Un pequeño aporte a la filosofía del amor.

lunes, 2 de marzo de 2009

APRENDIENDO A FILOSOFAR (2)

-Se vive en un momento histórico de incertidumbre, José Luís Aranguren dice que se está pasando de una sociedad del desencanto a una sociedad desmoralizada, es decir, “nuestro mayor problema no es ya el desencanto o la moral desilusionada pero todavía posiblemente eficiente, sino la desmoralización que consiste en la perdida del sentido de la vida” (1).
En ese mismo sentido, Victoria Camps afirma que “vivimos en un mundo plural, sin ideología sólidas y potentes, en sociedades abiertas y secularizadas, instaladas en el liberalismo económico y político. El consumo es nuestra forma de vida. Desconfiamos de los grandes ideales porque estamos asistiendo a la extinción y fracaso de las utopías mas recientes. Nos sentimos como de vuelta de muchas cosas, pero estamos confusos y desorientados, y no sacude la urgencia y la obligación de emprender algún proyecto común que de sentido al presente y oriente el futuro” (2).
Por lo que, la crisis que atraviesa la humanidad es mucho más profunda, se trata como dice Ernesto Sabato una “crisis de toda una concepción del mundo” (3). Lo que amerita una reflexión seria e intencionada.
-El mundo tecnócrata y cientificista ha generado una gran desconfianza y preocupación por esa concepción del ser humano como un semidiós renacentista. La técnica y la razón fueron los postulados que iluminarían el camino hacia el progreso. ¿Vaya luz que nos trajeron, y a que precio hemos pagado el progreso? Guerras mundiales, terribles dictaduras de izquierda y de derecha, suicidios en masas, resurgimiento de neonazismos, aumento de la criminalidad infantil, profunda depresión, y terrorismo entre otras.
“Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías atenuadas; en las que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión” (Albert Camus). Es cierto, que la ciencia y la técnica han contribuido al desarrollo y progreso de la humanidad, pero la misma, debe estar guiada por valores y principios.
-Hoy se habla de los logros del neoliberalismo y en realidad es una afirmación criminal, porque es como si en un mundo en que sólo hubiese lobos y corderos nos dijeran: “Libertad para todos, y que los lobos se coman a los corderos”. Este sistema lo que ha hecho es concentrar en una quinta parte de la población mundial mas del ochenta por ciento de la riqueza, mientras el resto, la mayor parte del planeta, muere de hambre en la más sórdidas de las miserias. Habría que cuestionarse que se comprende por neoliberalismo, porque, en rigor, nada tiene que ver con la libertad, al contrario, los países pobres se hacen más dependientes y esclavos de los países más desarrollados.

La educación depende de la filosofía de la cultura, en tal sentido, debemos oponernos al vaciamiento de nuestra cultura, devastada por la globalización, aquí esta en juego la identidad de los pueblos. La educación debe tender a la unidad dialéctica de lo universal y lo local. De lo nuevo y lo viejo.
-Enersto Sabato modificando la frase de Carlos Marx, afirma: que el nuevo opio del pueblo es la televisión. Pues ante ella uno va quedando aletargado y aunque no encuentre nada de lo que busca, lo mismo se queda allí, incapaz de levantarse y hacer algo nuevo. Nos quita las ganas de hacer algún deporte o leer un libro. A parte de la violencia, el sensualismo, materialismo y consumismo que fomenta. El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma.
Son muy pocas las horas libres que nos deja el trabajo. Y a la vuelta a casa, la hora de reunirnos con la familia o con los amigos, o de estar en silencio contemplando un atardecer... ¿tantas veces se pierde mirando televisión?
Estaremos perdidos si no revertimos con energía, con amor, esta tendencia que nos constituye en adoradores de la televisión, los niños idiotizados que ya no juegan en los parques.

-Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio de los valores trascendentales y comunitarios.
Cuando yo era niño, aun se mantenían valores que hacían del nacimiento, el amor, la adolescencia, la muerte, un ceremonial bello y profundo. El tiempo de la vida no era el de la prisa de los relojes sino que aun guardaba espacios para los momentos sagrados y para los grandes rituales, donde se mezclaban antiguas creencias de estas tierras con gestas de los santos cristianos. Un ritmo pausado en el que fiestas y acontecimientos marcaban los hitos fundaméntales de la existencia. Como la llegada del carnaval, un cumpleaños, la celebración de la navidad, ese encanto indescifrable de la mañana de Reyes. Ahora la humanidad carece de ocios, en buena parte porque nos hemos acostumbrado a medir el tiempo de manera utilitaria, en término de producción.
La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el altruismo, la serenidad o equilibrio mental frente a la adversidad. Estos grandes valores, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas. ¿De donde se desprendía su valor, su coraje ante la vida?

-Si todo es relativo, ¿encuentra el hombre valor para el sacrificio? ¿Y sin sacrificio se puede acaso vivir? Los hijos son un sacrificio para los padres, el cuidado de los mayores o de los enfermos también lo es. Como la renuncia a lo individual por el bien común, como el amor. Se sacrifican quienes envejecen trabajando por los demás, quienes mueren para salvar al prójimo, ¿y puede haber sacrificio cuando la vida ha perdido el sentido para el hombre, o solo la halla en la comodidad individual, en las realizaciones del éxito personal?

-Otro valor perdido es la vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiese enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como un señor.

-Algo notable es el valor que aquella gente daba a la palabra. La palabra empeñada. Hoy todas las interpretaciones son validas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para responder por ellos, los nuevos sofistas.

-La religión ha perdido influencia sobre los hombres y desde hace unas décadas los mitos y las religiones parecieron superados para siempre y el ateismo se generalizo en los espíritus avanzados. Sin embargo, en estos años, el hombre en su desesperación ha vuelto su mirada hacia las religiones en busca de alguien que lo pueda sostener.
En la modernidad, el hombre ha buscado en sus construcciones lógicas la respuesta a las grandes incógnitas, creyendo, así, que al hacerlo era muy superior a quienes aguardaban la providencia. Pero hoy en día, tanto golpe ha recibido el orgulloso intelecto humano, que estamos en condiciones de abrir los ojos a creencias impensables hace unos años.

-La humanidad esta cayendo en una globalización que no tiende a unir culturas, sino a imponer sobre ellas el único patrón que les permita quedar dentro del sistema mundial. Sin embargo, y a pesar de esto, la fe que me posee se apoya en la esperanza de que el hombre, a la vera de un gran santo, vuelva a encarnar los valores trascendentales, eligiéndolos con una libertad a la que este tiempo, providencialmente, lo esta enfrentando.

“Lo humano del hombre es desvivirse por el otro hombre” (4). E. Levitas.
El abandono que los hombres de nuestro tiempo hacen de las personas mayores, de los padres, de los abuelos, siendo esas personas a las que les debemos la vida…Nuestra “avanzada” sociedad deja de lado a quienes no producen. ¡Dios mío!, ¡dejados a su soledad y a sus cavilaciones!, ¡cuánto de respeto y de gratitud hemos perdido! ¡Que devastación han traído los tiempos sobre la vida!.
-La búsqueda de una vida mas humana, debe comenzar por la educación. Por eso es grave que los niños, y los jóvenes pasen horas atontados delante de la televisión, asimilando todo tipo de violencia, o dedicados a esos juegos que premian la destrucción.
Gandhi llama a la formación espiritual, la educación del corazón, el despertar del alma, y es crucial que comprendamos que la primera huella que la escuela y la televisión imprimen en el alma del niño es la competencia, la victoria sobre sus compañeros, y el más enfático individualismo, ser el primero, el ganador. Creo que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo enseña como bien: la piedra angular de nuestra educación se asienta sobre el individualismo y la competencia. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común, y darles largas charlas sobre la solidaridad que se contradicen con la desenfrenada búsqueda del éxito individual para la cual se los prepara. Necesitamos escuelas y universidades que favorezcan el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condenen el feroz individualismo que parece ser la representación para el sobrio Leviatán de Hobbes cuando dice que el hombre es el lobo del hombre.
· En síntesis en este nuevo siglo se aprecian cambios profundos en la manera de ser, hacer, pensar, producir, relacionarse, comunicarse y valorar, que impactan de forma significativa a los países de América Latina y el mundo.
Estos macro procesos, traen consigo profundas transformaciones, en su manera de ver el mundo y la vida, y tienen incidencia negativa y positiva. Por otro lado, se dan situaciones que son preocupantes, como: el aumento de la violencia, la delincuencia, la contaminación del medio ambiente, el tráfico de drogas y la corrupción administrativa del Estado. Asimismo, es alarmante la cultura del hombre Light que va emergiendo, un ser humano consumista, insensible, hedonista, superficial, supersticioso y acrítico. Ver: Roja, F. 1990.
La sociedad dominicana no escapa a esta realidad. Al respecto se pueden mencionar algunas frases que hacen alusión a esta situación: “Uno vale en cuanto tiene”, “Todos tenemos un precio”, “Ya no se puede confiar en nadie”, “Ser serio no sirve de nada”, “Cuando yo robe lo haré para quedar rico”, “La constitución es un pedazo de papel”, “Quiero ser rico pero sin dar un golpe”. De igual modo, se observan algunas actitudes del hombre y la mujer dominicana, como son: la tendencia a sobre valorar lo extranjero y a minimizar lo autóctono; la emigración al extranjero de manera lícita o ilícita; la indiferencia ante los acontecimientos nacionales e internacionales; falta de memoria histórica; falta de formación patriótica (La misma se refleja de distintas formas, dentro de las que pueden citarse: la poca valoración y conocimientos de los símbolos patrios, la historia, la cultura, los héroes, la fauna y la flora entre otros).

APRENDIENDO A FILOSOFAR

LA TAREA DE HACERSE A SI MISMO:

El ser humano no se saca a si mismo de la nada, en cada instante de su existencia se descubre a si mismo como un dato a partir del cual debe marchar adelante, haciéndose.

En esta tarea de hacerse a si mismo es fundamental el sentido moral y la opción fundamental en que cada ser humano orienta y dirige su vida hacia un fin.

Recordemos dos trozos de la parábola “lo suyo era volar” de Emilio I. Mazariegos: “Descubrirse a sí mismo en la experiencia de ser diferente, original. Juan tenía que hacer realidad sus sueños. Pero Juan no sabía dónde ir con sus alas. Sus caminos aun no estaban hechos. Tenía que intentar cada día abrir el camino, maravillosa aventura para Juan…
Juan se había dicho que no podía ser como los otros. El no había sido hecho en serie. El se haría a si mismo como un artesano hace su estatua de madera o su cesto de mimbre entretejiendo una a una. El sería Juan Salvador”.

Cada ser humano es un proyecto único en la vida, es una obra inacabada e inalcanzable. Nunca llegamos a ser el Ser Humano que realmente queremos ser, estamos en constantes construcción de si mismo y autoaprendizaje a lo largo de toda la vida. Esa es la dinámica del devenir que da sentido a la existencia.

La primera tarea de la persona es conocerse a si mismo, descubrir el gran Ser Humano que vive en él. Como diría Sócrates “conócete a ti mismo”.
El conocimiento de si mismo, no es opcional es una obligación como el único modo de estar en el mundo de manera responsable y consciente.


EL PRECIO DE LA MODERNIDAD:

¿A que precio estamos pagando la modernidad y el progreso?

La formación de un ser humano indiferente a los valores y principios morales, materialistas, vanidosos, hedonistas y consumistas sin ideales e utopías. Victoria Camps dice que “vivimos en un mundo plural, sin ideología sólidas y potentes, en sociedades abiertas y secularizadas, instaladas en el liberalismo económico y político. El consumo es nuestra forma de vida. Desconfiamos de los grandes ideales porque estamos asistiendo a la extinción y fracaso de las utopías mas recientes. Nos sentimos como de vuelta de muchas cosas, pero estamos confusos y desorientados, y nos sacude la urgencia y la obligación de emprender algún proyecto común que de sentido al presente y oriente el futuro”.

Cómo añoramos las asociaciones de jóvenes universitarios que luchaban por los ideales de justicia social, por el bien común, por la identidad de nuestro pueblo, por los valores patrios, parece ser que la sociedad opulenta del poder económico se has tragado el espíritu revolucionarios de aquellos lideres.

El escepticismo, la falta de convicciones profunda y sobre todo la falta de ideología ha generado una crisis de liderazgos autentico.

Cuanto existía de amor, entrega, altruismo y servicio desinteresado, ahora, al parecer, todo tiene un precio, el tiempo que le dedicamos al otro y la propia vida que compartimos con los demás.

La modernidad nos has traído tanta crisis pero la más profunda, es la crisis de la interioridad que es lo que nos has limitado a ver y valorar el mundo en otra dimensión como dice Ernesto Sabato, es una “crisis de toda una concepción del mundo”.

El mundo tecnócrata y cientificista ha hecho del ser humano un semidiós hasta el punto de decidir la vida de los demás y del planeta.

El leviatán sigue viviendo entre nosotros, nos seguimos convirtiendo en lobos para los otros.

“Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías atenuadas; en las que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión” (Albert Camus).

Hoy se habla mucho de progreso económico y libertad de mercado, afirmaciones que no entiendo, porque de que tipo de progreso estamos hablando si la mayor parte del planeta muere de hambre y esta sometida a una pobreza humillante y de que libertad de comercio estamos pregonando si lo mas poderosos imponen la política económica a los países mas débiles. El verdadero progreso y desarrollo tiene que estar centrado en el crecimiento ético-moral del Ser Humano, sin el cual no hay calidad de vida ni desarrollo sostenible.

La modernidad esta formando un Ser Humano cibernético, donde la filosofía de la educación, la filosofía de la historia, la filosofía de la ciencia y la filosofía de la cultura entran en crisis.

Cuanta falta hace redimensionar la educación y hacer una verdadera filosofía de la formación del ser humano, de recrear la memoria histórica a través de una autentica filosofía de la historia, en rescatar el verdadero sentido de la ciencia y la tecnología al servicio de la humanidad y en reconocer y valorar la identidad de cada pueblo descubriendo las riquezas extraordinaria en cada cultura para edificar al genero humano.

Hoy resulta preocupante la crisis del pensamiento crítico, al parecer los medios de comunicación social se han apropiado del logo humano en el mundo, en tal sentido, dice Sabato que “el nuevo opio del pueblo es la televisión”, me atrevo ir mas allá, el nuevo opio de esta generación son los medios de comunicación social, los cuales alienan y manipulan al pueblo.

Ante el periódico era un medio para informar y cultivar el intelecto hoy se ha convertido en un panfleto publicitario y en un medio de manipulación y desinformación de la verdad.

La televisión se ha convertido en un campo de guerra para nuestros hijos, aprenden a utilizar los conceptos de matar, luchar, vencer, odio, venganza, traición, infidelidad, vanidad, falso patriotismo, hedonismo, abuso de poder entre otros.

Ante una realidad como esta quien se anima a leer el periódico, a ver un programa de televisión o escuchar la noticia del día, si la situación es maquillada por hechos oscuros confusos y alienados. ¿Cómo enseñar a resistir y formar a la presente y futura generaciones?











De lo incomprensible a lo impotente:

La vida la entendemos como los chistes incomprensibles, dígame usted, como se entiende que los lideres a imitar por los jóvenes de hoy, son políticos corruptos, ciudadanos que se hacen ricos ilícitamente. Y que se premien las malas acciones y se castiguen con todo el peso de la ley e incluso con la muerte la buena acciones.

La impunidad de la ley es un dolor de impotencia ante lo que soñamos un mundo de leyes, principios y justicias.

Cuando escucho en los medios de comunicación la forma de cómo se pregona y defiende el neoliberalismo como la panacea del nuevo orden económico mundial mi memoria se remonta a la historia de la colonización cuando los españoles intercambiaban con los indígenas espejos a cambio de oro pero hoy resulta mas humillantes porque nos estrujan en la cara los taparrabos que creíamos superado. Es un insulto a la inteligencia no solo el engaño sino también mantener la ignorancia.

También, me viene a la mente la obra de Rómulo Gallego la vorágine, eso es realmente lo que estamos viviendo, una sociedad de salvajes donde el mas fuerte impone la ley de la selva al mas débil quien se somete o se muere, que buena capacidad de elección le da el nuevo sistema de libre mercado: la esclavitud o la muerte.

Otro paradigma inevitable, la globalización, me interpelo, si realmente hiciéramos de la humanidad una gran madre patria, como dice José Martí: “Patria es humanidad”, podría soñar en una sociedad global donde todos los ciudadanos del mundo: niños, ancianos y jóvenes tengan los mismos derechos y deberes a nivel educativo, económico, político y cultural, así haríamos humanidad y patria a la vez, así todo seria patrimonio de la humanidad y no solo algunos recursos naturales y culturales que se han hecho en el mundo con fines políticos y económicos que favorecen a las grandes potencias. Si esto fuera así, bendita sea la globalización, pero la realidad es otra, oscura y cruda.

Estar abierto al mundo para compartir, servir, aprender, comunicar, es construir y bueno, pero ¿a que precio estamos pagando los países subdesarrollados esa apertura al mundo? Los tratados de Libre Comercio se ven como una bendición y salvación para los pueblos caribeños y latinoamericanos sin embargo la experiencia en los países donde se han hecho no es muy alentador, como se explica el aumento de la pobreza, el desequilibrio de la producción nacional y la desaparición de los productores nacionales y como consecuencia el aumento de la deuda externa.

Cuando veo en el periódico los clasificados de empleo, pienso en la búsqueda voraz de personas para emplearse hasta las 24 horas del día, ya que un solo trabajo no es suficiente para mantener a su familia. El aumento del pluriempleo en un país no es un privilegio es una inmoralidad, es muestra de la incapacidad e ineptitud de una nación que no ha sabido regular los recursos económicos de manera justa y equitativa, donde sus ciudadanos puedan vivir dignamente de un solo empleo y poder disfrutar de la recreación, el descanso y el compartir con sus hijos y familiares como un derecho que le asiste.

Este sistema económico esta fundamentado en el consumismo y el materialismo, no en el desarrollo humano.
El valer de la persona le viene no por su Ser, sino por lo que producen y tienen.

La sociedad de consumo te crea necesidades innecesarias e inútiles para que viva cada día más esclavo de su producción. En tal sentido, las personas llegan al límite de consumir lo que no pueden y hasta lo que no tienen, endeudándose de tal forma que después no pueden sastifacer sus necesidades básicas. Y así nos sentimos orgullosos de vivir en una sociedad libre de mercado, democrática y participativa.

El sistema de economía global ya tiene diseñado el perfil profesional de los académicos en los países del tercer mundo, a estos los forman no para pensar sino para trabajar como simples obreros asalariados, esta es una de la razón de la proliferación de las carreras técnicas y el gran interés de la potencia económica de financiar la educación en estas áreas. Es una educación de servidumbre o de vasallo.

Llama la atención que la filosofía como asignatura académica ha desaparecido de la educación básica y media en muchos de nuestros países Latinoamericanos. Parece ser, que los que están llamados a pensar son los iluminados, poseedores del poder económico, científico y tecnológico.

Una educación liberadora como la plantea Paulo Freire y José Martí es un peligro para un sistema económico neoliberal, entonces, ¿Estamos convencidos que nos forman en una educación alienada en función de los interés y necesidad de un mercado liberal?

Insisto que la autentica libertad económica debe construir persona no objeto, elevar la calidad de vida humana y formar no para consumir sino para vivir, servir y compartir.

Ojeando un libro de economía me encuentro con la palabra desarrollo y me surge la inquietud ¿que seria un país desarrollado?, el tener grandes edificios, construcciones majestuosas, carreteras, enormes industrias y empresas prestigiosas, aunque las gentes vivan mal en condiciones de pobreza extrema.

Al parecer no hemos entendido que todos los recursos económicos son medios para servir al Ser Humano, no fines en los cuales se esclavizan las personas, perdiendo el verdadero sentido del fin y los medios.

Existen sociedades desarrolladas económicamente que se han levantado sobre el desprecio de los valores humanos, en que la economía marcha excelente, pero los seres humanos muy mal, donde se observa un alto índices de drogadicción, suicidios, prostitución, delincuencia y corrupción entre otros.

En estos días al tomar el periódico veo en primera plana un titular: “El narcotráfico es tan malo como la corrupción del Estado”. Que titular tan desalentador pero lamentablemente real. Es preocupante que todavía en muchos de nuestros pueblos predomina el clientelismo y botín político, donde en cada periodo de gobiernos se reparten los bienes y recursos del Estado de manera despiadada.

A diario uno escucha palabras como “todo el mundo coge”, “ser serio no sirve de nada”, “todo el mundo lo hace y quien no lo hace es un idiota”. Estas expresiones son el reflejo de la degradación moral que estamos viviendo. Y lo mas cuestionante es quien trata de ser honesto y serio tiene que pagar un precio muy caro: el rechazo, el aislamiento, la degradación e incluso hasta el peligro de la vida.


A veces uno retrocede en el tiempo y se traslada a los momentos o años maravillosos donde uno disfrutaba y gozaba a plenitud con sencillas situaciones de la vida, como: salir a marotear frutas al monte, a jugar con los animales, a bañarse al rió, conversar con los abuelos, un cumpleaños en la casa, leer cuentos e historietas, ir al parque, visitar los primos al campo, contemplar la puesta del sol o una luna llena eran tantas cosas hermosas donde había espacio para la recreación y la diversión sana.
Cómo añoramos esos valores trascendentes y comunitarios. Hoy ya todo esta medido en función del reloj, eso es perder el tiempo porque hay otras realidades más “valiosa”, como: que perfume va a ponerte y cuanto cuesta, que tipo o marca de ropa va usar, cuanto tiene que gastar para agradar a tus hijos o amigos.



Continuara…………

EDUCACION: IDENTIDAD/PATRIOTISMO

Algunas ideas a reflexionar en torno a la tesis doctoral del autor, que será publicada.

Se ha de partir del referente de algunas ideas limitadas y confusas acerca del patriotismo dominicano, analizado por el historiador Patín Veloz, como:

· Creer que no es necesario formar el patriotismo porque todo el mundo es patriota en cierta
medida.
· En hacer, solo reverencia a los símbolos patrios.
· Pensar en defender a la patria, solo en los momentos de peligro de intervención militar.
· Recordar a los padres de la patria y acontecimientos nacionales en ciertos días o meses del año.
· Creer que el patriotismo es un sentimiento de personas sentimentales o apasionadas.
· Reducir el patriotismo solo a manifestaciones patrióticas populares.
· Creer que el patriotismo de los padres de la patria fue algo soñador, ridículo e inútil y pasado de moda.
· Reducir la labor de los padres de la patria y su obra independentista a un acto militar. (5).
Otra limitación es que los próceres independentistas de la República Dominicana, plasmaron su pensamiento patriótico enfocado esencialmente al plano militar y político, lo que ha sido poco estudiado y sistematizado en cuanto a sus aportes en el sentido filosófico, pedagógico y cultural.
En consecuencia, tal situación exige de cambios a escala social y particularmente educativos, entre los cuales se evidencian diferentes posiciones tales como:
· La educación por competencias, que implique egresados con independencia cognoscitiva y creatividad.
· La educación en la vida, en la actividad, en la solución de problemas sociales.
· La educación en valores, para lograr que los docentes estén comprometido con la satisfacción de las crecientes necesidades sociales. Ver: Portuondo P. 2001. De igual modo, Álvarez de Z. 1996 habla sobre la necesidad de formar personas tanto en su conocimiento como en sus valores y sentimientos, a lo que José Martí llama instrucción y educación.
Delors J. (1998) afirma, que: La educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. En éste sentido, Portuondo Padrón afirma que también hay que aprender a servir y aprender a crear.
Nuestros patriotas dominicanos son un referente obligado en cuanto al modelo o imagen del patriotismo, donde se resumen o integran los valores asociados al mismo, y que se ha tenido en cuenta en nuestra investigación. Sin embargo en el pensamiento de José Martí encontramos una universalidad en el tratamiento integral del patriotismo desde una dimensión cultural que abarca las peculiaridades de este valor desde la perspectiva de los pueblos de América Latina y el Caribe, que está ampliamente referido a lo largo de su fecunda vida y obra, como un legado para la humanidad.
El patriotismo como sentimiento requiere de la orientación de la razón para evitar errores o equivocaciones, por lo tanto, es fundamental y necesario formarlo.
Así lo expresa el pensamiento martiano: La instrucción hace referencia a la formación del pensamiento y la educación se refiere principalmente, a los sentimientos. Sin embargo, no hay buena educación sin instrucción, es decir, ambas están unidas dialécticamente.
No es posible concebir la educación patriótica sin la formación y desarrollo de profundos sentimientos de pertenencia y de servicio a su país; lo cual se interpreta en el amor a la patria, a su historia, a sus héroes, a sus raíces, a su suelo, símbolos, tradiciones y a una actitud de protección y conservación, así como la gallardía de defenderla en todo momento y de inculcar el orgullo de ser dominicano.


Una visión integral del valor patriotismo para la labor educativa


Aunque los valores históricamente han sido objeto de estudio de la Filosofía, la Ética, la Estética y la Axiología, en la actualidad constituye un aspecto importante dentro de la Pedagogía y la escuela, para la educación integral de los niños y jóvenes.
Los valores son parte de la vida espiritual e ideológico-cultural de la sociedad y del mundo interno de los individuos.
“El valor es algo muy ligado a la propia existencia de la persona, que afecta a su conducta, configura y modela sus ideas y condiciona sus sentimientos, actitudes y sus modos de actuar. Es el significado social que se le atribuye a objetos y fenómenos de la realidad en una sociedad dada, en el proceso de la actividad práctica en unas relaciones sociales concretas” (6). En tal sentido, los valores por su naturaleza, constituyen “la unidad de lo objetivo y lo subjetivo”, surgen en la relación sujeto-objeto y sujeto-sujeto en la multifacético actividad humana.
Los valores existen en un sistema a nivel social y en las escalas subjetivas de los individuos, por su papel orientador, valorativo y reguladores de la conducta, los mismos están estrechamente vinculados a la esfera de la moral, por lo cual los valores morales se encuentran en la base y aglutinan el sistema de valores. En tal sentido puede comprenderse que:
“El valor moral como un elemento de la conciencia (social e individual), expresa la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, de un fenómeno (hecho, acto de conducta), en forma de principios, normas o representaciones sobre lo bueno o malo, justo, digno, etc. que posibilita la valoración, orientación y regulación de la actitud y conducta de los individuos hacia la reafirmación del progreso moral, el crecimiento del humanismo y el perfeccionamiento humano”. (7).
Dentro de los componentes de la estructura del valor, como parte de la personalidad se encuentran íntimamente vinculados entre sí los siguientes elementos: Lo cognitivo, con lo afectivo - volitivo, lo ideológico y las experiencias acumuladas en las relaciones, la comunicación y la conducta de la vida cotidiana en la actividad.
Desde esta postura, los valores “constituyen una región de la investigación filosófica y científica, válido en la construcción científico teórico y en la investigación cualitativa”. (8). Estas, entre otras características matizan el complejo proceso pedagógico de la formación de valores en la triada de la escuela, la familia y la comunidad.
Esta concepción acerca de los valores, como una parte importante de la vida espiritual, ideológica y cultural de la sociedad y de los individuos en íntima relación, nos permiten adentrarnos en las determinaciones del valor patriotismo.
En el diccionario de filosofía, se define el patriotismo como “principio moral y político, sentimiento social, cuyo contenido son el amor a la patria, la fidelidad a ella, el orgullo por su pasado y presente y la disposición de defender sus intereses”. (9).
Por otro lado, los resultados de estudios de autores cubanos refieren que los principios morales y políticos del patriotismo se fundamentan “en la formación de concepciones, sentimientos, necesidades, aspiraciones, voluntad y carácter, así como sólidas convicciones morales que regulen y se manifiesten en la conducta y actividad práctica de los hombres en la sociedad... De igual manera se puntualiza, que el propósito del valor patriotismo, consiste en la formación de un carácter a prueba de dificultades, combinados con el trato afable, la caballerosidad proletaria, el espíritu de colaboración y responsabilidad en las actividades de la vida social”. (10).
Como puede apreciarse, el patriotismo se concibe como un valor polifacético y complejo, porque abarca y comprende muchos valores diversos, como: los naturales, económicos, sociales, políticos, psicológicos, culturales, militares, civiles y religiosos, entre otros. En tal sentido, el valor patriotismo, desde el punto de vista psicológico, puede ser una emoción, una pasión o un sentimiento; el cual requiere de la orientación de la razón para evitar errores o equivocaciones. Dice Martí que el valor patriótico surge: “Con el objeto de encender el patriotismo en la razón y de salvar la tierra de los errores del entusiasmos ciego, del interés frío, de las sectas egoístas, de los peligros de la ignorancia” (11). De igual manera dice: Es la voluntad viril de un pueblo dispuesto al triunfo de su emancipación, a un triunfo indudable por el arranque unido y potente de la libertad contra el corazón inmoral y el tesoro arruinado de sus opresores” (12).
Según el historiador dominicano Patín Veloz, “desde el punto de vista sociológico, el patriotismo es una fuerza social de origen nacional, que puede ser positiva, negativa o neutra, según sea el caso. Como fuerza nacional se relaciona con todas las demás fuerzas sociales, y brota de las entrañas mismas de los pueblos. Ninguna persona lo crea. Lo más que puede hacer es encarnarlo, representarlo o dirigirlo. Desde la política es una fuerza política, desde la filosofía es un valor esencial; porque tiene un poder formativo y orientador. Pero desde el punto de vista ético, es una virtud que puede degenerar en un vicio, según las personas y las circunstancias” (13).
La comprensión de este autor acerca de la multidimensionalidad del valor patriotismo se asume como punto de partida para su conceptuación como parte de una concepción pedagógica integral.
Así, el valor patriotismo se expresa en formaciones espirituales, tales como ideas y teorías, por lo que existe como un valor antes de materializarse en un determinado sistema político; es decir, que el mismo posee una significación social, cuando existe en la conciencia de los hombres, en forma de ideal o de teoría científica. Con ello; se evidencia, que históricamente los elementos del patriotismo existen en forma de apego a la tierra natal, a su lenguaje y tradiciones. Por ende, la idea de Patria ya existe en la conciencia de la persona, sin limitarse al suelo natal. Es importante resaltar que estos valores a pesar de ser subjetivos por la significación social de los fenómenos espirituales son también objetivo, por su determinación y proyección social. (Fabelo, 1998).
La existencia de distintos grupos sociales e intereses de clases en la sociedad dominicana, hace que la formación del valor patriotismo implique un gran reto, “ya que cada una de las clases expresa su actitud hacia la patria a través de sus propios intereses. El patriotismo es parte integrante de la conciencia social”. (14).
A juicio del autor, el valor patriotismo es expresión de la conciencia nacional, social, ideológica y política de una nación, el cual se asocia a su identidad como pueblo, es decir, al conjunto de caracteres y circunstancias que hace que una nación sea reconocida sin posibilidad de confundirla con otra. Refiere los elementos que son intrínsecos a ella, como el aire, el cielo, la tierra, los ríos, las montañas, las señas de identidad, la fauna, la flora, la gente, las costumbres, los modos de vida, las leyendas, las tradiciones, el territorio, la lengua, la religión, la raza, la historia, la conciencia colectiva, la política, la Bandera, el Escudo, el Himno nacional, asimismo, como sus ilustres hombres y mujeres.
En este sentido, la patria se conforma de valores que les son inherentes. Estos elementos andan en cada uno de los hombres y las mujeres en el transcurrir del tiempo. Son por consiguiente, aspectos entrañables que lo constituyen como pueblo y como nación.
Esta conciencia se materializa en los hechos patrióticos, que son los acontecimientos significativos de la patria en la República Dominicana (el 27 de febrero fecha de la independencia nacional, la batalla del 19 de marzo, la batalla del 30 de marzo, la batalla de Beller, la batalla de las Carrera, la guerra de la Restauración, la batalla de la Barranquita, el 14 de junio, las hermanas Mirabal, el 30 de mayo, la guerra de abril del 1965, el natalicio de los padres de la patria) y que marcan momentos en los que se consolida, dicha conciencia nacional.
No solamente los hechos patrios resultan significativos para la formación de esa conciencia nacional, también existen los valores materiales y espirituales creados por un pueblo, en el proceso de la práctica socio-histórica, que lo caracterizan y se expresan a través de lo que se denomina patrimonio cultural.
Esto implica, que la identidad cultural habría que buscarla en su patrimonio cultural. Es decir, todos los bienes, valores y símbolos culturales tangibles e intangibles, tales como: las tradiciones, las costumbres, los hábitos, así como el conjunto de bienes, incluido aquellos sumergidos en el agua, materiales e inmateriales, muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, tecnológico, testimonial, documental, literario, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, científico, bibliográfico, museográfico, antropológico, los productos y representaciones de la cultura popular en que los campesinos iletrados transmiten de una generación a otra mediante las décimas, cuentos, cantos religiosos, cantos de trabajo, oraciones, adivinanzas, refranes, creencias, mitos, ensalmos, e historietas y algunos mensajes de su realidad, así como otras manifestaciones.
Estas expresiones son los indicadores de los valores y bienes que se manifiestan generalmente en las comunidades. Quienes no conocen los bienes y valores de que dispone la comunidad y la nación a la que pertenece, no pueden amar a su colectividad y mucho menos defenderla.
La identidad cultural se manifiesta a través de la identidad patrimonial, ya que lo cultural se expresa en función de su patrimonio. Y es que cuando el patrimonio llega a formar parte de la conciencia común a todos los miembros del cuerpo social de la nación, empieza a reconocerse su alma, que es lo que se llama patria. De ahí, que la identidad cultural nacional es el sentimiento de pertenencia a una colectividad, unida por su historia y las tradiciones del pueblo, y por un proyecto de desarrollo compartido en un marco de igualdad en cuanto a la dignidad humana y respeto a la diferencia.
En tal sentido, la Dominicanía se concibe por el autor, como parte de la cultura y de la conciencia nacional dominicana. No es algo alcanzable por la especulación, la reflexión o la introspección; sino, a través, de lo que las personas van construyendo en el vivir cotidiano de los tiempos. Es la manifestación de la nacionalidad en sus ciudadanos, como cada ciudadano conforma la nacionalidad. El todo reflejado en las partes.
Por consiguiente, la conciencia nacional dominicana, es el conjunto de representaciones y referencias a partir de las cuales la sociedad alcanza a percibirse, a pensarse, a sentirse. Es la expresión subjetiva de la objetivización simbólica del espíritu de una nación. De este modo el pueblo es capaz de constituir una imagen de sí mismo, sea esta favorable o no a través del conocimiento del patrimonio, de los bienes y valores tangibles o intangibles de la República Dominicana y que se hace casi inconsciente la actuación acorde con ella. De forma tal, que se va construyendo un idioma común, un espíritu común, una forma de ser y actuar común, que como rasgos perfila la identidad.
En síntesis, el autor de este trabajo de investigación precisa que el patriotismo es la expresión de la conciencia nacional la cual radica en la identidad; y la misma se manifiesta de diversas maneras, que como parte del ser y la conciencia social se refleja en sus formas y estructura.
De aquí, que dichas formas sean expresiones de la conciencia ética, la conciencia jurídica, la conciencia política, la filosofía, el arte, la ciencia y la religión, acompañada de la geografía, la faunas, floras, ríos, el mar territorial, el suelo, el espacio aéreo, en definitiva la ecología y la economía de un país.
A diferencia de la concepción de Patín Veloz, acerca de la existencia de distintos tipos de patriotismos, el autor considera que estos elementos son válidos, aunque entiende idóneo denominarlos dimensiones, al concebir que estas son expresión de las diferentes esferas de la realidad en que se manifiesta la significación social del valor del patriotismo con un sentido integral. Estos diferentes tipos de patriotismos señalados por Veloz son:
· Filosófico: es el amar la forma general de proceder del dominicano, su filosofía y posición ante la vida.
· Económico: es cuando se aman y se protegen los bienes económicos del patrimonio nacional, como: la Corporación de Empresas Estatales, las industrias y empresas públicas del Estado.
· Político: es cuando se aman las instituciones políticas del Estado, como: el gobierno, el Congreso, la Suprema Corte de Justicia, los Poderes del Estado, sus partidos políticos, las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, entre otras. Dice, (Martí.1894): para la política positiva de Cuba, y de Puerto Rico, se fundó Patria.
· Histórico: es el amor y respeto hacia los héroes, próceres o personajes históricos. Es exaltar el heroísmo, en la historia de las personas y del pueblo. Es el amor por la historia del país, sus leyendas y tradiciones.
· Cívico: es el amor que se siente por las gentes, personajes pintorescos, personas humildes del pueblo. Es el trato afable y amable de las personas, el buen humor, el carácter, el modo de ser, las formas de convivencia, las actitudes y normas de comportamientos sociales. Es una fuerza social que moviliza gran número de personas y brota de las entrañas mismas del pueblo. Es la valoración de las instituciones civiles y el desdén por las actividades propia de la vida social.
· Ecológico: que consiste en el amor y protección a las riquezas naturales: faunas, floras, ríos, el mar territorial, el suelo y el subsuelo submarino, el espacio aéreo, bosques, montañas, especies, tierra y la bioética. Así lo expresa José Martí que la patria ha nacido de lo más puro del alma patriótica, con un ansia vehemente de unir en la confianza y el afecto a los hombres que han de vivir en paz en una tierra afortunada y hermosa.
· Artístico: es querer y admirar la música, la pintura, el arte, la literatura, la escultura; el teatro, la danza y el folklore. Es el amor por los artistas y las reliquias históricas, estatuas, bustos, monumentos y fiestas populares.
· Religioso: es el amor por las costumbres religiosas, los santos, los santuarios, religiosidad popular, creencias, mitos, leyendas y religiones. En este sentido el patriota dominicano Gregorio Luperón, expresaba: “después de Dios, La Patria y La Libertad, son las dos cosas más sagradas y más grandes, porque constituyen todo las demás”. (15)
· Localidad: es el amor que se siente por la ciudad, la región o la provincia en la que se ha nacido, unido a sus costumbres. Es el sentido de pertenencia e identificación al lugar natal.
· Militar: es cuando se siente amor y respeto hacia las instituciones militares, la fuerza armada, la policía nacional, la mariana de guerra, la fuerza aérea; asimismo, como a sus militares, policías y marinos. Dice Martí: “El patriotismo impaciente se congrega y levanta. Con los ojos en el águila, se irá por fin donde se debe ir. Quien ha estado en batalla, nota que éste es el jubilo de los ejércitos al amanecer” (16).
· Deportivo: es el amor que se siente por las instituciones y actividades deportivas, así como también, sus deportistas.
En una visión integradora de estas dimensiones del valor patriotismos, consideramos que las mismas se aglutinan en una dimensión científico – educativa, más abarcadora, en la que a su vez se articulan otras que expresan la esencia de este valor y se retoman algunas de las anteriores tales. como: lo histórico – cultural, lo ecológico y se añade lo socio emocional, la identidad y la dominicanía; las que permiten derivar los procedimientos pedagógicos para la formación del valor patriotismo, en el perfeccionamiento del desempeño de los maestros.
Esta dimensión científico – educativa tiene en cuenta:
El amor que se siente por la ciencia y la tecnología del país, así como por los hombres y mujeres de ciencias, que se esfuerzan por desarrollar el espíritu de investigación científico pedagógica, orientada a la sistematización de las experiencias pedagógicas, unido al amor que se siente y la admiración por las actividades e instituciones educativas, como las escuelas públicas y privadas, las universidades; de igual manera, es la admiración y respeto al sistema educativo, sus maestros, organizaciones, leyes, normas y la comunidad educativa en general.
Se comprende que el patriotismo, está asociado a la naturaleza y a lo creado por el ser humano, producto de una larga evolución socio-histórica, que el pueblo ha tomado para construir una imagen de si mismo, y que se expresa a través de sólidas convicciones morales, de sentimientos, de necesidades, de aspiraciones, que se forman y se manifiestan en la comunicación y la actividad práctica de las personas en la sociedad, es la construcción de la autoestima social de una nación, expresada en los sentimientos patrióticos, que son los que identifican y definen todo lo relacionado con el pueblo y las cosas que les pertenecen.
En tal sentido, el patriotismo, es un sentimiento natural, colectivo y noble que tienen los ciudadanos y las ciudadanas de un país, por su patria. Y como tal es la invariante de los valores subjetivos del pueblo, su identidad en la que se reconoce y se distingue. En este orden, el patriotismo, es un valor polifacético., ya que cada uno de sus manifestaciones constituye un valor, y a la vez se encuentra en la raíz de la identidad, por lo que se le da la connotación de metavalor.
El valor patriotismo es un fenómeno complejo, que debe abarcar todas sus dimensiones y en donde se debe tener en cuenta su carácter de metavalor, dado que es a través de este que le damos valor a la propia humanidad. Es por ello que José Martí decía, que “Patria es humanidad”. “Que la libertad de la patria no está en el nombre de libertad, sino en el trato afectuoso y el ajuste de intereses de todos sus hijos. Que no tenemos que heredar, acá en la América libre, los odios ni los términos de la monarquías europeas, sino conquistar, con el derecho del mérito igual, la igualdad apetecible entre los hombres” (17).
La diversidad de identidad es un fenómeno complejo, tan complejo que la identidad de una comunidad se forma como un sistema que incluye en su interior diferentes identidades y que representan elementos de carácter objetivo y subjetivo en correspondencia con el sistema de valores asumido y compartido. Un pueblo crea su carácter en virtud de la raza de que procede, de la comarca en que habita, de las necesidades y recursos de su existencia y de sus hábitos religiosos y políticos.
En estos momentos, donde el mercado es el centro de la economía, y viene matizado por una competencia inhumana, es necesario realizar una transformación en donde a nombre del desarrollo no se lesione a la propia humanidad. “El patriotismo es censurable cuando se le invoca para impedir la amistad entre todos los hombres de buena fe del universo que ven crecer el mal innecesario, y le procuran honradamente alivio. El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres”. (18). “El patriotismo no es el derecho de imponer a nuestros compatriotas una idea desarmada, o un conflicto loco. El patriotismo al invitar a la muerte creadora, debe enseñar el corazón y el número de los invitantes”. (19).
Vivimos en un mundo, donde las diferencias culturales son la esencia de la riqueza de éste. El mundo homogéneo no existe más que en la igualdad de derecho y deberes entre los hombres. La humanidad está en peligro, porque una parte pequeña de ella se está tragando a la parte más grande, la identidad de la humanidad reside en su diversidad cultural y es preciso defenderla. José Martí plantea que hay que estar abierto a la sociedad global; pero “el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”.
En definitiva, “la construcción y el fortalecimiento de una cultura de convivencia humana, ha de tener como eje central la formación de la ciudadanía en educación en valores, y a la escuela como eje de repercusión directa con la finalidad de incrementar las bases democráticas y de convivencia en la sociedad, propiciando mejores condiciones educativas y haciendo más humana la vida en comunidad”. (20).
“Las autoridades educativas, el profesorado y el estudiantado tienen la difícil tarea, como obligación, de hacer de la escuela el espacio óptimo y dialógico para la construcción, en libertad, de una ciudadanía autónoma, justa, equilibrada y solidaria, para una sociedad libre, independiente, soberana y democrática, como se contempla en la Constitución del país; pero que también sea una sociedad abierta, plural y de justicia social, enmarcada en un orden internacional de respeto a los derechos humanos y de convivencia digna entre sus ciudadanos y ciudadanas” (21).
Como se puede apreciar en este estudio del valor patriotismo, desde una comprensión de su contenido complejo y multifacético, se deriva su significación pedagógica, la cual consiste en las potencialidades que los maestros pueden explotar a partir del proceso enseñaza aprendizaje de las diferentes disciplinas y de las múltiples actividades extra-docente, que están asociadas a las dimensiones de este valor.

FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA DEMOCRATICA

El término “democracia” ha tenido diferentes connotaciones en el devenir histórico del ser humano, analicemos algunos puntos de vistas para iniciar un proceso reflexivo en estos momentos coyunturales que esta viviendo el país.

El primer elemento que se necesita para comenzar a formar la conciencia democrática es garantizarle a la gente que va a vivir”, es decir, necesitamos garantizar hacia el futuro el derecho a la vida como el bien supremo y como el elemento sustentador y fundamentador de la democracia.

1- Derecho a la democracia significa derecho a la vida

Al reflexionar sobre la democracia desde su ámbito de la social-democracia, nos dice Francois Mitterand: “El gran derecho a defender es la vida. Sin la vida no existe legitimación alguna para hablar de democracia”. Si la democracia no nos habla, en primer lugar del derecho a vivir, no tiene sentido exclamar: ¡Viva la democracia! Vivir no es simplemente tener garantizada la supervivencia, sino que es, además, el camino que se emprende rumbo a la calidad de vida, al desarrollo, al progreso humano y social.
Ante la avalancha abortiva de la cultura actual, el derecho a la vida comprende, si hablamos de una verdadera democracia, la vida no nacida. De hecho yo no entiendo cómo en un país se hable de democracia y de búsqueda de la democracia, y al mismo tiempo se promuevan leyes a favor del aborto.
Derecho a la vida tienen los niños afectados por la desnutrición, que arrastran minusválidamente su supervivencia. Derecho a la vida tienen aquellos para quienes la democracia no ofrece ni siquiera el mínimo de garantía para la supervivencia y menos aún la calidad de vida, que es su fundamento.
Derecho a la vida tienen los que son de color diferente. Derecho a la vida tienen los que arrastran consigo la nacionalidad de sus países pobres y que hoy son privados de la vida, en el despertar xenofóbico de algunos países ricos. Derecho a la vida tienen los emigrantes, no solamente los nuestros en Norteamérica, sino también los que nos llegan a nosotros. Derecho a la vida tienen los que piensan diferente a nosotros.
Derecho a la vida tiene aquel que arbitrariamente ha dispuesto de la ajena. Insisto en su derecho a vivir porque estamos asistiendo a la peligrosa tendencia a engolosinarnos con estos enunciados de derechos que se requieren para vivir una vida auténticamente humana.
En su obra “Proceso civilizatorio”, Darl Sirimello insiste en que es preciso que haya “ser humano” para predicar sobre el ser humano, en la medida que todo adjetivo requiere de un sustantivo para tener sentido real. Así, como decir “bello” requiere de un sustantivo al que hacer referencia, de igual manera “democracia” se convierte en adjetivo de “vida”, sin el cual nada significa.
Entre muchos “bien pensantes” pero mal-actuantes, se está dando hoy en día un curioso preciosismo de los derechos adjetivos propios, que excluye, sin embargo, el derecho de los otros a existir. Basta escuchar cómo se clama lo propio y cómo se calla cuando de lo ajeno se trata. Reclamamos seguridad para nosotros pero, ¿le damos seguridad a aquellos que no tienen voz para reclamarla?

DERECHO A LA VIDA SIGNIFICA DERECHO AL DESARROLLO

Cuando afirmamos que el derecho a la vida es la base real de la democracia, nos referimos no sólo al no morir, sino a la búsqueda del mejor vivir, de la calidad de vida. La democracia crea conciencia democrática cuando promueve el derecho al desarrollo.
Es posible que a algunas personas no les guste la palabra desarrollo, tal vez porque les evoca los fallidos, frustrados o inexistentes planes de desarrollo de nuestros países, perfilados dentro de una visión puramente economicista. De hecho el desarrollo se ha visto hasta ahora únicamente en su dimensión de progreso y este, a su vez, no nos ha servido de mucho, si tenemos en cuenta que, paradójicamente, los países más pobres del mundo suelen tener todos los indicadores de progreso.
Efectivamente, en los países pobres podemos encontrar todas las señales de status, supuestos indicadores de progreso; sin embargo, en la dimensión social comunitaria del progreso que es el desarrollo, no hallamos nada. El problema no es el progreso, el problema es el desarrollo.
La destrucción del medio ambiente, la pobreza, y lo que es peor, la pérdida de ideales, de crecimiento, de productividad, de expectativas, ha dejado entre nosotros, los latinoamericanos, una indigencia superior al 45%. No podemos plantear la democracia en términos de adopción del progreso: la democracia ha de asumirse en términos de un verdadero plan de desarrollo.
Cuando hoy día se habla de derecho al desarrollo hay que entender que se trata de la búsqueda del equilibrio, al menos en lo que se refiere a la polarización entre riqueza y pobreza. No se trata de abogar por la utopía de un mundo donde no haya pobres, pero al menos que intentemos buscar un equilibrio en las relaciones entre la riqueza y la pobreza, donde la democracia consista en que también los pobres disfruten del derecho al saber y al poder. De otra manera no hay nueva democracia.
En América Latina está surgiendo una fuerza de poder de la pobreza en el sector informal, fuerza que debe ser protegida porque es un elemento a través del cual la democracia es fundante.


EL DESARROLLO TIENE UNA DIMENSION PERSONAL Y
COMUNITARIA

La urgencia de equilibrio interno en nuestros países, se corresponde además a la urgencia de equilibrio internacional. Si reclamamos justicia internacional, debemos comenzar con cumplir nacionalmente con esa misma dimensión de la justicia. Es paradójico ver cómo nos quejamos ante los países desarrollados, nos unimos y levantamos la voz en reclamo de justicia internacional, la misma que, sin embargo, no estamos dispuestos a dar nacionalmente a los que son más pobres que nosotros.
El desarrollo tiene una dimensión personal y comunitaria. No podemos pensar en el desarrollo en términos meramente colectivos, obviando el ámbito de la persona, sus ideales de vida, su desarrollo cultural y moral, en fin, su desarrollo humano. No se trata de colectivizar el destino, pues el colectivo ya no existe; existe la comunidad, la “común unidad” como el elemento generador de la democracia en el que la persona encuentra en sí misma y en el otro las dimensiones reales de su acontecer.
Los estudios llevados a cabo por organismos internacionales a menudo revelan cifras maravillosas y nos abruman con datos y a lo mejor detrás de esos datos, bien, malo o regularmente obtenidos, se oculta una nación en desgracia, lejana a la auténtica democracia. Ya es hora de desterrar el concepto economicista de desarrollo que entiende que la tasa de crecimiento industrial significa necesariamente desarrollo económico y que éste significa a su vez desarrollo humano, moral, mental y cultural. Hemos de reconocer que en las civilizaciones llamadas desarrolladas, existe un atroz subdesarrollo humano y que la democracia se vincula al desarrollo cuando existe una capacidad real de desarrollo humano, moral, mental, espiritual y cultural.

DEMOCRACIA SIGNIFICA DERECHO A SER HUMANO

¿Qué significa ahora, ya entrado el siglo XXI, ser humano? La pregunta por el ser humano, lamentablemente, suena hoy al oído de los académicos y de los universitarios como una cuestión retórica, algo indigno de la ciencia, uno de estos temas para escribir libros que no conducen a ninguna parte. Sin embargo, es la pregunta central. ¿Cómo lograr nosotros, los que vivimos en una democracia, ser cada vez más humanos?
La mayoría de las personas de hoy día se animan con el bienestar que ofrece la cultura de consumo de la misma manera en que mi generación vibró con la revolución. Sin embargo, el resultado es el mismo, porque ni la revolución de ayer, ni el consumismo de hoy se pensaron en términos de ascenso del hombre, sino en términos en los que el hombre se consume a sí mismo en la ilusión de un desarrollo a costa de su propia humanidad.

SER HUMANO SIGNIFICA TRASCENDER

Ser humano significa rescatar el derecho a ser trascendente, al menos, como dicen algunos, elaborar utopías que orienten al acontecer humano
hacia instancias personales y comunitarias de mayor felicidad.
¿Para qué vivimos? ¿Qué significado tiene este esfuerzo? ¿Qué significado tiene la política, la economía si cuando uno se marcha de este mundo no ha dejado un mundo mejor que el que encontró?
A pesar del progreso y del consumo, 24 millones de niños mueren cada año de pobreza y más de mil millones de personas en el mundo son analfabetas. ¿Qué significa, entonces ser humano?
Ser humano significa saberse parte de un proyecto, parte activa y actuante. Cuando una sociedad no ha diseñado un proyecto, todos los esfuerzos se dispersan y se frustran. El derecho a ser humano implica el derecho al sentido de la vida, es decir, a poseerlo y hacer de él el eje de nuestra transitoria presencia. En este sentido, el asunto es grave porque una sociedad municipal, regional, nacional, latinoamericana o internacional que no tenga un proyecto está condenando a los que están inmersos en ella a actuar comunitariamente sin sentirlo. El derecho a ser humano significa poder encontrar en la democracia un sentido de la vida.

SER HUMANO SIGNIFICA SER SOLIDARIO

Ser humano significa ser solidario. “Solidaridad” proviene de “solidez”, del adjetivo “solidum”, es decir, “sólido”. La solidaridad, para ser tal, debe ser sólida, no puede ser vaporosa, ni puede confundirse con meros asistencialismos. “Sólido”, a su vez, proviene de otro sustantivo viejísimo, pariente de la palabra “suelo”, es decir, “solum”: algo afincado en la realidad, en este suelo. La solidaridad, entonces, es el elemento de la democracia más colocado en la realidad y más sólido en su expresión y configuración.
Hacer de la solidaridad no sólo un derecho, sino además un deber supone un peligro para la democracia del siglo XXI. Aquellos que se confiesan pertenecientes al ámbito cristiano tendrán que asumir que los compromisos con la democracia son los compromisos más expresos con la vida concreta, con la persona humana. Por estos compromisos correrán el riesgo de ser tildados por un epíteto feísimo: esa persona es solidaria, por ende representa un peligro social.

Si se adopta la solidaridad como elemento base de la democracia se asume el deber de no diseñar estrategias que comporten un injusto “costo social”, es decir, el sacrificio de vidas humanas por el bienestar de otros. Si se aplica, por ejemplo, la solidaridad como un elemento formador de la conciencia democrática, no hay derecho a implementar una apertura económica que profundice la pobreza de los más pobres, o acreciente la suma de aquellos que se balancean a la orilla del abismo. Anunciar la solidaridad como derecho y como deber fundantes de la conciencia democrática exige que la democracia crezca, antes que por el número de jornadas electorales, desde la satisfacción de las necesidades mínimas de la vida en el aquí y el ahora. Pues, la democracia más que una forma de gobierno es una forma de vida.

El derecho de la solidaridad implica:

… Una estrategia clara contra la pobreza.

El derecho de solidaridad, para ser un elemento fundante de la democracia, demanda en el hoy latinoamericano una estrategia clara contra la pobreza, y no hay otra estrategia posible contra la pobreza que la del empleo. Una democracia en América Latina incapaz de generar empleos es una democracia demasiado frágil.

… Un derecho ecológico a un ambiente sano.

El derecho de solidaridad como elemento fundante de la conciencia democrática, reclama un desarrollo que proteja el medio ambiente y lo promueva, porque es nuestra casa común. No se puede aceptar que se siga produciendo riquezas para unos pocos y que en cambio los resultados de la depredación sean el fatal patrimonio de todos. Es así como el derecho de solidaridad se transmuta en un derecho ecológico a un ambiente sano, que es el siguiente escalón de la escalera que estamos intentando conformar para alcanzar una auténtica democracia.
La democracia que se funda en la solidaridad y en una visión de la ecología humana puede llegar a considerarse peligrosa. Por eso, cuando del ejercicio de la solidaridad se desate la protesta, estoy seguro que quienes la profesen serán combatidos y perseguidos, pues esta concepción de la democracia no la fundan los políticos, ni los economistas, ni los ministros, ni siquiera los partidos. Se deriva de un acuerdo entre gentes sensatas.


La Familia como escuela de democracia.

La escuela real de la democracia ha de ser, y de hecho lo es, la familia. Sin un ámbito familiar en el que desarrollar la percepción y la convicción de la participación, de la solidaridad y del respeto a la vida, las personas y las sociedades, los pueblos, saldrán hacia la búsqueda de una democracia social con muletas, con el “comején” en el alma.


LOS DELITOS CONTRA LA DEMOCRACIA

Delito contra la soberanía.

“El delito contra la soberanía se cumple cuando se le quita a un pueblo el derecho a decidir lo que quiere ser”, esto es, cuando no se convoca a la nación y a la comunidad a expresar con claridad un consenso sobre aquello que se quiere que la comunidad sea.

Delito contra el medio ambiente.

Se cometen delitos contra el ambiente cuando las decisiones de los empresarios y de los economistas conducen a la degradación de la tierra. De nada le sirve a un país explotar sus recursos para beneficiarse de una riqueza transitoria, si la degradación del suelo de la nación será permanente.

Delitos contra la persona y contra la comunidad.

Se cometen cuando se les impide a las personas mirarse entre sí, elegir un camino y, solidariamente, buscar un poder que cambie lo que es preciso cambiar. Se comete un delito enorme contra la democracia al mantener la comunidad desorganizada, porque desorganizada la comunidad se gobierna más fácilmente.
Igualmente, es un delito contra el ser humano y la comunidad negarle el derecho a llegar a ser lo que debe ser, negarle el derecho a la paz, que es lo que cotidianamente goza cada uno de nosotros.
La nueva democracia debe rescatar aquella vieja enseñanza de que no ha sido hecho el ser humano para la economía, sino ésta para el ser humano. Los proyectos y programas de los gobiernos, deben tener en el hombre el sujeto regente de las medidas económicas y no como acontece hoy día en donde el éxito de la economía reclama permanentemente, como el minotauro, la ofrenda de vidas humanas.

ESTAMOS VIVIENDO EL MOMENTO DEL “HOMBRE
LIGHT”

Esta sociedad está enferma y no lo sabe. El hombre de hoy es hedonista, consumista, permisivo y relativista, características que conforman una tetralogía nihilista impregnada de materialismo.
Estamos viviendo el momento del “hombre Light”, un hombre sin sustancia, sin contenido, entregado al dinero, al poder, a los éxitos ilimitados y sin restricciones, y con un gran vacío moral. Un hombre sin humanidad y sin referentes, alejado de la felicidad, aunque materialmente lo tenga todo. Un hombre que, al descubrir el pragmatismo ha hecho de la democracia y de la política el “arte de lo posible”, descartando todo lo que “no sea posible”. Con este hombre no se construye la democracia.
Si ese hombre tuviera sustancia, la política se convertiría en “el arte de hacer posible lo deseable”: ya tenemos un desafío.
Todo le interesa al hombre “Light. Todo lo acepta porque no tiene referentes. Su única ética es que todo vale, con tal que se tenga éxito. Profesa el materialismo porque busca ser reconocido, y lo es por lo que tiene. “Cuánto tienes, cuánto vales” es el principio de la actual filosofía, así como la carencias de utopías.
Si queremos alcanzar el tercer escalón de la democracia, tenemos que cambiarle a la gente el fundamento de la conciencia democrática, que es volver a tener seres realmente humanos.

NOS HEMOS CONVERTIDOS EN BONSAIS

Los bonsáis son arbolitos muy costosos y muy bellos. Sus ramas están cubiertas de hilos y alambres que las unen unas a otras, “esclavizándolas”, obligándolas a hacer todo lo contrario a lo que es su naturaleza. Mientras más esclavo sea el bonsái, más bello, más artístico, más costoso.
Cada l5 días o una vez al mes el bonsái requiere de un tratamiento que consiste en cortarle las ramitas, vincularlas mediante ganchos a otras ramitas, escarbar bien las raíces y mantenerlas cortadas permanentemente para que no crezcan.
Los fabricantes de bonsáis creen haber hecho una obra de arte, igual como lo creen nuestros políticos y nuestros educadores.
El ciudadano es un bonsái. ¿Qué sabe del destino nacional, del modelo de sociedad, de aquello a que la nación aspira? Le permitimos que vote, pero no le ilustramos en la realidad política. Le cortamos, en cada campaña electoral, las raíces y le arreglamos el follaje. Terrible realidad, la maldición eterna del bonsái, un cedro de cuarenta metros convertido en un arbolito de sesenta centímetros de altura, incapaz de albergar ningún nido, ningún ave, o escuchar siquiera un trino.
Nuestra gente también es bella, y lo es por igual nuestra educación, pero es educación de bonsáis.
La formación de la conciencia democrática parte de la recuperación de la familia, parte de la educación, en la medida en que ésta enseñe a las personas a librarse de sí mismas para vincularse a proyectos superiores en los que estén presentes tanto las necesidades materiales, económicas e intelectuales, como las necesidades trascendentes, espirituales.
Cuando Vaclav Havel habla de la democracia dice lo siguiente: “No me engañen con una democracia hecha puramente de elecciones”. Un país puede no tener un gobierno democrático, pero si su gente tiene sentido democrático y vive democráticamente las ambiciones de llegar a ser más, esa democracia vale mucho más que la democracia formal de los gobiernos.
Concluyamos de esta manera: cuando llega la hora de la verdad, la democracia es el único sistema en que se puede ser verdaderamente, auténticamente humanos. Lo demás, sobra. Mientras eso no se tenga, mientras no haya un ser humano vivo y pleno de valores, será imposible formar conciencia democrática.
Nuestra tarea consiste, entonces, en comenzar a generar el nuevo ser humano digno de una democracia que él mismo diseñe.



Resumido de una conferencia del Dr. Guillermo León Escobar en el Seminario “Ética de la Economía y la Política”, llevado a cabo en la UCSD del 6 al 10 de diciembre del año 1993

viernes, 20 de febrero de 2009

PERSPECTIVAS ETICAS DE LA POLÍTICA


Es indudable que la República Dominicana tiene que proponerse un nuevo modelo de política, fundamentado en los valores éticos. Pero un modelo de ética política no se logra de la noche a la mañana, con lo cual queremos establecer que para ese propósito debemos tener unas metas muy claras sobre el tipo se Ser Humano y de Sociedad que aspiramos formar, en este orden, es muy atinado el libro “Alicia en el país de las maravillas”. Allí hay un politólogo, el hermano gato, quien dice: “El que no sabe para dónde va corre el riesgo de llegar a cualquier parte”.

Un modelo de sociedad que quiera ser plenamente ético necesita saber hacia donde se encamina, rumbos, metas e ideales. ¿Qué queremos hacer con el Ser humano? ¿Que tipo de persona queremos formar? ¿A que tipo de Sociedad aspiramos? Si no tenemos un concepto claro del Ser Humano y de la Sociedad que queremos educar no es posible construir un modelo político ético, ya que las estructuras están formadas por las personas y descansan en la sociedad, los modelos reducidos sin ninguna dimensión que lo supere, vamos a tener nosotros el gravísimo problema de tener que administrar tan sólo las circunstancias, pero sin transformarla.

Es necesario comprometerse políticamente y saber que cada uno de nosotros tiene una responsabilidad política, un imperativo ético, primero con el modelo de Ser Humano a alcanzar y, segundo, con el modelo de Sociedad a lograr y, tercero, con la necesidad y el ansia de Poder.

Por eso, es necesario que quien se comprometa con la transformación del Ser Humano y de la Sociedad, se comprometa también a tomar elementos de Poder. No se puede tener una presencia social eficaz lejos de los mecanismos de Poder. Algunos dirán que el Poder corrompe y que demasiado Poder corrompe en exceso. Sin embargo, el Poder es un instrumento de servicio que hace responsable a la persona que lo usa. Es necesario distinguir entre dos dimensiones de Poder. La primera es la que hace que la gente lo busque para servirse de él. La segunda, la dimensión ética del Poder que consiste en la búsqueda del poder para servir.

Todos estamos articulados en el Poder: lo padecemos o lo tenemos, o ambas cosas a la vez. Todos tenemos un poco de Poder y he aquí el principio ético de la política: sólo el Poder controla al Poder. Por eso, en un sistema democrático existe diversidad de Poderes independientes, articulados de manera que uno controle al otro sin que ninguno mande sobre los otros.

Uno de los más graves problemas, es que no hemos cumplido con la acción ética de la política de ayudar a organizar la sociedad, de manera que pueda sustituir gran parte de las funciones que nosotros ejercemos egocéntricamente como políticos. Nos referimos al Poder de la educación, al poder de una sociedad organizada de manera que sea posible la participación, el dialogo y el consenso, en medio de la diversidad política manteniendo el respecto, la consideración y el buen trato humano. En este sentido, la mejor campaña política que puede hacer un candidato es expresar valores éticos en sus mensajes y accionar y no contribuir a una cultura de agresión, violencia e inmoralidad, porque el pueblo que se esta formando políticamente capta muy bien el mensaje y se puede convertir en una espada de jaraquí a quien lo transmite.

La tarea del político es crear un liderazgo de participación, de dialogo, respecto y consenso en la comunidad, de tal manera, que sea admirado por su capacidad de gerencial democráticamente un país.

La ética de la política no está en las palabras, sino en la conducta personal, privada y pública de quien sustenta y respalda esas palabras. Todo político, dirigente, animador de procesos, orientador de causas, tiene que ser medido no sólo por lo que dice, sino por la coherencia de su vida personal y pública, el respaldo del discurso social o del discurso político.

La ética en la política, entonces, requiere un modelo de sociedad, un modelo de ser humano, búsqueda del poder, posesionamiento ético del liderazgo y del respaldo que se le dé a todo eso con la vida privada. Exige igualmente transformar o reformar el Estado.

Nuestras sociedades y nosotros mismos venimos de un modelo de democracia representativa que nos ha permitido apoltronarnos a mirar qué hacen nuestros representantes en todas las instancias de la comunidad organizada. Es esa democracia de representación la que ha hecho posible la cultura de la delegación: yo lo nombro a usted y así me excuso de participar. Pero es indispensable, si queremos sustituir la democracia de representación por una democracia de participación, contar con comunidades organizadas.


Otra dimensión que hay que atender es la reducción del Estado. Así debe surgir un Estado más pequeño, pero fuerte. Esto quiere decir que debemos ir despojando al Estado de las innumerables funciones que lo caracterizan y que lo hacen inoperante para gobernar. Pero para que un Estado pequeño sea fuerte ha de contar con una comunidad organizada. Es ahí donde hemos fallado, pues hemos reducido el Estado sin organizar la comunidad. Esta falla ha traído como consecuencia la opción por las privatizaciones: hemos ido entregando los monopolios del Estado a personas monopolistas privadas, en vez de, por ejemplo, cooperativizar los bienes.
Decía Vaclav Havel: “La única posición ética de la política hoy día, en términos de organización, es que el Estado reduzca su tamaño y le sea restituida a la comunidad la gerencia de su propio destino”. Esta es una dimensión ética urgente de nuestra política.

A la democracia de representación le corresponde un Estado de Derecho, una Economía de Mercado(al mercado, a la competencia no hay que tenerle miedo; a lo que hay que tenerle miedo es a la “incompetencia”) y un modelo de desarrollo. La democracia de participación requiere de un mobiliario distinto, es decir: un Estado social de Derecho, esto es, un Estado al servicio de la comunidad, una economía social de mercado, es decir, una economía marcada con la impronta del bien común y no sólo de la libre competencia y, por último, un modelo social de desarrollo, cuya obligación ética sea la superación de la pobreza.

La República Dominicana es un barco en cuyo extremo se lee la palabra VERSIÓN. Nos explicamos:
La década de los 60 fue una época de bonanza. El “boom” petrolero propició un ambiente favorable para la circulación del dinero. Los capitales anduvieron de lado a lado buscando quién los recibiera en calidad de préstamo y, lógicamente, llegaron al país. Vivir de prestado es sabrosísimo. Lo único que no calculamos es que algún día tendríamos que pagar ese dinero.

Comenzamos a comprar, simple y llanamente, instrumentos inútiles de consumo y empezamos a recargar el barco, hasta hacer que bajara la “línea de flotación”. En otras palabras, nos fuimos dedicando a la DI-VERSIÓN, y no nos conformamos con eso. A pesar de tener el barco sobrecargado seguimos considerando que era más importante todo lo inútil que habíamos comprado que los mismos seres humanos que había allí dentro. Pasamos de la DI -VERSIÓN a la PER-VERSIÓN.

En el momento en que la decisión se hacía impostergable, en vez de botar cosas inútiles por la borda, preferimos deshacernos de la gente. Caímos así en la AD-VERSIÓN. Advertir es sacar al prójimo y lanzarlo por la borda. Y después nos extrañamos al descubrir que toda la gente que habíamos tirado por la borda comenzaba a subir por el otro lado del barco iniciando los procesos escalonados de la SUB-VERSIÓN. Subversivo no es sólo el problema del disparo, lo es también el de la inutilidad social.

La única salida que tenemos hoy día, es la de dedicarnos a la CON-VERSIÓN. Tenemos que convertirnos a los principios, valores e ideales de nuestra nación, y uno solamente se convierte de dos maneras, en política: rescatando la idea real de la visión de ser humano y rescatando el modelo de sociedad, es decir, la carta de navegación que debe fijar la ruta por la que nuestro barco ha de navegar. La única dimensión real de la ética política es la reconciliación, lo cual nos va a permitir hacer de la política un instrumento real del bien común.

Para terminar, quiero exhortarles que el futuro político esta en nuestras manos permítanme, concluir con una anécdota:
Dos niños quisieron conocer un día al hombre más sabio del mundo. Sabían que vivía en los montes allá. Y los dos niños se pusieron en camino para conocer al hombre más sabio del mundo.
Y mientras iban subiendo la montaña, uno le pregunta al otro: “¿Cómo vamos a probar si ese hombre es realmente el más sabio del mundo?”. Entonces el otro le dijo: “Vamos a ponerle una prueba”. En ese momento, un pajarito cae de su nido al suelo. ¡Ya lo tengo!, mira, vamos a preguntarle a ese hombre que dice ser el más sabio del mundo qué tenemos entre las manos. Si nos contesta que es un pajarito, vamos a tener que reconocer que realmente es el hombre más sabio del mundo, porque tiene la capacidad de la adivinación.

Felices, se miraron el uno al otro y continuaron ascendiendo la montaña. Ya lo tenían a la vista cuando el otro le dice:
“Yo tengo una segunda pregunta por si acierta a la primera; le vamos a preguntar si el pajarito está vivo o muerto. Si nos dice que está muerto, abrimos las manos y el pajarito saldrá volando. Pero si nos dice que está vivo, apretamos y le mostramos que está muerto”. Dicho y hecho.
Llegaron allí donde el hombre más sabio del mundo. Primera pregunta: “Hombre más sabio del mundo, ¿qué tenemos en la mano?”. El hombre cerró los ojos, pensó y sudó hasta más no poder pensando… y les dio la respuesta: “Es una avecita”.
Los dos niños se miraron con toda la picardía y la malicia del caso, porque sabían que venía la pregunta más difícil: “¿Está vivo o muerto?”, preguntaron. Transcurrieron unos largos minutos hasta que el hombre más sabio del mundo atinó a decirles: “ESO ESTÁ EN SUS MANOS”.

Creo que frente a la ética política de la República Dominicana y sus desafíos sobre el tipo de Ser Humano y de Sociedad Dominicana que queremos formar, todo está en nuestras manos.