Este fin de semana pasé a saludar a un amigo del que tenía muchos años sin
saber. Me encontré con la lamentable
noticia de que estaba enfermo. Comenzamos a conversar y él me decía que
con los años uno aprende tantas cosas pero menos lo fundamental. Le pregunté
porque me decía eso, y el contesto: fíjate
Camilo uno se pasa la mayor parte de su vida trabajando y nos convertimos en
máquinas y dejamos de pensar y vivir.
La cultura del trabajo nos convierte en
seres trabajólico, es un término, para expresar como nos apegamos al trabajo
hasta hacer una adicción o una
enfermedad.
Esta realidad no es nada nueva, pero me impactó y me llevó a reflexionar
que en verdad se requiere de mucha sabiduría para aprender en la vida a retirarse
a tiempo.No hay que esperar tener una enfermedad o un accidente. A veces, son
las circunstancias desastrosas de la vida la que nos hacen retirarnos y no
nosotros mismo.
Al parecer no nos han educados para disfrutar de los otros
encantos de la existencia fuera del trabajo y la producción. Nos han inculcado
que para ser útil y feliz hay que vivir trabajando y morir trabajando, como si
fuera la única forma de vivir.
Esto es tan evidente, que le pregunte
a un colega de trabajo, porqué a su edad sigue trabajando tanto y no se jubila
para disfrutar de otros encantos de la vida. Y la respuesta fue tan amarga que
me destrozó el alma. Camilo, ésta es mi única forma de vivir.
Creo que hay que hacer un alto en el camino para detenernos a pensar que hay
que desarrollar otra forma de vivir y
darle más sentido a la existencia.
Hemos perdido el sentido de venir a este mundo, no vinimos a esta vida sólo
a trabajar, el trabajo es un medio para servir y acomodar la existencia pero el
fin último, es la felicidad, como diría el filósofo Estagirita, Aristóteles, en
su ética de las virtudes. Por eso, hay que aprender a retirarse a tiempo para
disfrutar de la sonrisa de un niño, de
las arrugas feliz de una anciana, de la juventud traviesa que lo quiere
experimentar todo.
Tiempo para revolcarse con la amada en
la grama y recodar los besos sorprendidos y las caricias prohibidas. Son tantas
de las cosas que podemos disfrutar y llegar al final de la vida con la sonrisa
de satisfacción de haber vivido.
¿Por qué tenemos que llegar a la etapa senil de la vida o a tener una
enfermedad o un accidente para
retirarnos?
Al final de la vida creo que no nos preguntarán que tantas horas de
trabajos dedique o que tan productivo fui. Sino que tan feliz fui.