lunes, 9 de mayo de 2016

El más y el menos en la vida


Conversando con un amigo de trabajo surgieron estos interrogantes: ¿Cuál es el promedio de años de vida de un ser humano?, ¿Cuántos tiempos dedicamos a estudiar?, ¿Qué tiempo dedicamos al trabajo?, ¿Cuánto tiempo le dedicamos al descanso, a la recreación o la diversión? ¿Cuánto tiempo dedicamos a la familia, a  los hijos y nuestra pareja?, ¿Qué tiempo dedicamos a nosotros mismo? Y  por último,  ¿Somos felices?  Es cierto que el ser humano envejece tan pronto, vive una vida  tan corta y efímera, pero lo paradójico es,  tanto tiempo que dura para aprender lo más importante de la vida, aprender a vivir. 

Si el promedio de vida de una persona es aproximadamente   de 65 a 75 años, aparentemente vivimos muy poco. De esta cantidad, a partir de los 5 años  dedicamos 25  a estudiar: primaria, secundaria, universitaria, post-grado, maestría y doctorado. Luego, 30 años de servicio laboral, con todo esto suman 55. ¿Cuantas cosas dejamos de hacer en la niñez y la adolescencia porque hay que estudiar?, cuantas cosas dejamos de hacer en la juventud porque hay que terminar la carrera? Cuanto tiempo dejamos de compartir, divertirnos, porque hay que aprovechar el tiempo, el mismo, no se puede perder en pasatiempo porque hay que trabajar?, ¿Cuantas veces nos han dicho estudia y trabaja si quiere ser alguien en la vida?

A partir de los 55 años de edad aproximadamente ya hemos conquistado estudio y trabajo, es decir,  en cierta forma, hemos alcanzado unas metas en la vida. Después, solo nos quedan 20 años para hacer todas las cosas que no pudimos  hacer. Eso es en el mejor de los casos. En el peor de los casos, nos puede sorprender una enfermedad y todo lo que hemos ahorrado y la jubilación se van en compras de medicinas. En otros casos más dolorosos si la enfermedad es terminal no basta lo que hemos acumulado, tenemos que buscar asistencia de los familiares, hijos y amigos para costear la enfermedad. Al final de la vida todo se resume en una ecuación matemática de más y menos.

Aprendemos a estudiar y trabajar más y a vivir menos.

Aprendemos a tener más y ser menos persona.

Aprendemos a ser más cultos y menos sencillos.

Aprendemos a ser más competitivos y menos solidarios.

Aprendemos a tener más conocimientos pero hacer menos humano.

Aprendemos a odiar más y amar menos.

Aprendemos a sufrir más y ser menos felices.

Aprendemos más sobre la gloria y el infierno y menos sobre el sentido y el valor de la viva.

Aprendemos a ser más superficiales y menos íntegros.

Aprendemos a ser más flexible y a tener menos carácter

En definitiva el más y el menos marcan la diferencia de lo que será de nosotros al final de la vida.

lunes, 14 de marzo de 2016

Respecto a la preferencia sexual versus respeto a la identidad de un pueblo


Respecto a la preferencia sexual versus respeto a la identidad de un pueblo.

Dr. Luis Camilo Matos de León.

Al parecer la modernidad y el progreso nos trajeron como secuela la permisividad e inversión de valores en las sociedades del nuevo mundo. El respeto por la preferencia sexual no implica el irrespeto a la identidad de un pueblo.

En estos momentos, donde el mercado es el centro de la economía, y viene matizado por una competencia inhumana, es necesario realizar una transformación en donde a nombre del desarrollo no se lesionen  los valores morales que nos representan como dominicanos/as.

Les recordamos que nuestra Dominicanía no es algo alcanzable por la especulación; sino a través, de  lo que los/as dominicanos/as han ido construyendo en el vivir cotidiano de los tiempos.

Es decir, la conciencia nacional dominicana, es el conjunto de representaciones y referencias a partir de las cuales la sociedad alcanza a percibirse, a pensarse, y sentirse.  Es la expresión subjetiva de la objetivización simbólica del espíritu de una nación. De este modo, el pueblo es capaz de constituir una imagen de sí mismo, sea esta favorable o no a través del conocimiento del patrimonio, de los bienes y valores tangibles o intangibles. De forma tal, que se va construyendo un idioma, un espíritu común, una forma de ser y actuar, que como rasgos perfila la identidad dominicana.

Es cierto que vivimos en un mundo, donde las diferencias culturales son la esencia de la riqueza de éste. El mundo homogéneo no existe más que en la igualdad de derechos y deberes entre los seres humanos. Ahora bien, la humanidad está en peligro, porque una parte pequeña de ella se está tragando a la parte más grande. En este sentido, José Martí plantea que hay que estar abierto a la sociedad global; pero “el tronco ha de  ser  el  de nuestras repúblicas”.  Insisto retomando la frase del apóstol, nuestra República Dominicana.

En estas sociedades permisivas, donde los principios y los valores son relativos y negociables hay que hacer un alto en el camino, porque de no hacerlo, lo poco de humano que nos queda va a perecer.

Existen intenciones de darnos a entender que el concepto de naturaleza humana: hombre y mujer está desvirtuado, desfasado y equivocado. La educación alienante, también, nos quiere enseñar que existe un tercer género como natura humana. Respetamos a los partidarios de esta concepción; pero, al mismo tiempo se  debe respetar el derecho a disentir de ella.

Creo que es provocador el exhibicionismo de parejas homosexuales en los centros escolares de nuestro país. La sabiduría debe llevarnos a la prudencia y al respeto de la identidad de un pueblo hermano que acoge con hospitalidad, tolerancia y respeto a los demás.

El hecho de que algunas naciones o pueblos hayan asumido como estilo de vida la homosexualidad,  no le da derecho de imponer y exponer en nuestro país esa forma de vida. Recordemos lo que Benito Juárez decía: “El  respeto al derecho ajeno es la paz”. En definitiva, la construcción y el fortalecimiento de una cultura de convivencia humana, ha de tener como eje central el respeto a las demás culturas.

¿QUE SE ENTIENDE POR SER HUMANO Y CUAL ES EL PAPEL DE LA EDUCACIÒN?


¿QUE SE ENTIENDE POR SER HUMANO Y CUAL ES EL PAPEL DE LA EDUCACIÒN?

Es cierto que en la vida hay más preguntas por responder que respuestas dadas. Pero, intentar dar respuesta a esta pregunta me resultó muy difícil,  tanto, en  el aspecto epistemológico como el axiológico.

¿Que entendemos por Ser Humano, hoy? Como resultado de la crisis del pensamiento como plantea Morin, creo que también, está en crisis definir la esencia del Ser Humano. El concepto de Homos Sapiens ha quedado relegado a la filosofía clásica de Aristóteles. Es decir, no solo la razón define la naturaleza humana. Hoy se habla de espiritualidad natural, como parte del componente humano, independientemente de la confesión religiosa que se pueda procesar. Esto por mencionar una dimensión.

Sin embargo, me preocupa la dimensión axiológica que aprecia la humanidad de lo humano. En este sentido, Savater dice: “Se nace humano pero hay que aprender hacer humano”. Ósea, que la humanidad que todavía conservamos es aprendida, la misma, le viene por su aprendizaje, no es innata. Es decir, la moral, como elemento humanizante, se asume por hábitos o prácticas sociales. De aquí, la importancia de la educación en la formación de la personalidad. Pero, ¿cuál es el perfil humano que aspiramos formar en esta sociedad tan turbulenta a nivel moral?

Es preocupante cuando escuchamos frases como estas: ‘Uno vale en cuanto tiene’, ‘Todos tenemos un precio’, ‘Ya no se puede confiar en nadie’, ‘Ser serio no sirve de nada’, ‘Cuando yo robe lo haré para quedar rico’, ‘Quiero ser rico pero sin dar un golpe’.

De igual manera, Rojas refiriéndose a esta sociedad desmoralizada, expresa: “Es una sociedad, en cierta medida, que está enferma, de la cual emerge el hombre light, un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad”. Todos ellos envueltos por el materialismo, la superficialidad, la vanidad, la búsqueda desenfrenada del poder, el gozo y el triunfo sin límites, sin criterios y sin principios. En resumen, se habla de crisis de valores, de antivalores, desmoralización, de inversión de valores, entre otras. Pero, en realidad es una crisis de la concepción del Ser Humano.

Al parecer, no estamos claro que se entiende por humanidad, por ser humano y sobre todo el sentido de la educación. Una sociedad desorientada, sin fines, sin principios, sin valores claros, puede llegar a cualquier puerto, menos al que se ha propuesto.

martes, 9 de febrero de 2016

En la vida hay que aprender a retirarse a tiempo

Este fin de semana pasé a saludar a un amigo del que tenía muchos años sin saber. Me encontré con la lamentable  noticia de que estaba enfermo. Comenzamos a conversar y él me decía que con los años uno aprende tantas cosas pero menos lo fundamental. Le pregunté porque me decía eso,  y el contesto: fíjate Camilo uno se pasa la mayor parte de su vida trabajando y nos convertimos en máquinas y dejamos de pensar y vivir.

La cultura del trabajo nos convierte en seres trabajólico, es un término, para expresar como nos apegamos al trabajo hasta hacer  una adicción o una enfermedad.

Esta realidad no es nada nueva, pero me impactó y me llevó a reflexionar que en verdad se requiere de mucha sabiduría para aprender en la vida a retirarse a tiempo.No hay que esperar tener una enfermedad o un accidente. A veces, son las circunstancias desastrosas de la vida la que nos hacen retirarnos y no nosotros mismo. 

Al parecer no nos han educados para disfrutar de los otros encantos de la existencia fuera del trabajo y la producción. Nos han inculcado que para ser útil y feliz hay que vivir trabajando y morir trabajando, como si fuera la única forma de vivir.

Esto es tan evidente,  que le pregunte a un colega de trabajo, porqué a su edad sigue trabajando tanto y no se jubila para disfrutar de otros encantos de la vida. Y la respuesta fue tan amarga que me destrozó el alma. Camilo, ésta es mi única forma de vivir.

Creo que hay que hacer un alto en el camino para detenernos a pensar que hay que desarrollar otra forma de  vivir y darle más sentido a la existencia.

Hemos perdido el sentido de venir a este mundo, no vinimos a esta vida sólo a trabajar, el trabajo es un medio para servir y acomodar la existencia pero el fin último, es la felicidad, como diría el filósofo Estagirita, Aristóteles, en su ética de las virtudes. Por eso, hay que aprender a retirarse a tiempo para disfrutar  de la sonrisa de un niño, de las arrugas feliz de una anciana, de la juventud traviesa que lo quiere experimentar todo. 

Tiempo para revolcarse con la amada en la grama y recodar los besos sorprendidos y las caricias prohibidas. Son tantas de las cosas que podemos disfrutar y llegar al final de la vida con la sonrisa de satisfacción de haber vivido.

¿Por qué tenemos que llegar a la etapa senil de la vida o a tener una enfermedad o un  accidente para retirarnos?

Al final de la vida creo que no nos preguntarán que tantas horas de trabajos dedique o que tan productivo fui. Sino que tan feliz fui.

Características de un buen líder


“La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente” Albert Camus.

En una conversación informal con algunos compañeros de trabajo salió a colación el tema sobre el liderazgo y una voz como de ultra tumba hizo una pregunta: ¿si tuviera que partir ahora mismo de este mundo, cómo te gustaría ser recordado? Esta pregunta me golpeo existencialmente. Me llevo a reflexionar en torno a tres conceptos fundamentales que conducen a un buen liderazgo: recibir, compartir y entregar.

Siempre he dicho que una de las características esenciales de un buen líder, consiste en recibir con humildad y sencillez la antorcha. Para luego, tener la capacidad de compartirla con los demás, haciendo caminos para que otros puedan continuar, es decir, la luz del líder  tiene que ser tan intensa que  debe iluminar el camino que otros han de transitar.

Pero el paso más trascendental y sublime del buen líder está en tener la gran sabiduría de entregar la antorcha en el momento que le toca. Esto es un acto de bondad y sabiduría. Como diría Sócrates el hombre bueno es a la vez sabio. En tal sentido, se requiere de mucha generosidad como dice Albert Camus para entregar la antorcha a la generación presente.

Lamentablemente se registran casos en la historia de la humanidad de algunos líderes que han preferidos morir con la antorcha, en vez de compartirla y entregarla. Se inmortalizan con un acto de egoísmo existencial.

No acabamos de entender  cual es nuestro papel  en este mundo. Algunas personas son recordadas por sus aportes intelectuales, otros, por su gran capacidad de hacer el mal. Sin embargo, hay un gran número de seres humanos que son recordados por su capacidad de servir.

En tal sentido, si el líder tiene la capacidad de recibir, compartir y entregar la antorcha, entonces estará acto para servir y quien sirve cosecha.

La vida es un relevo pero no todos la entendemos así, ni todos estamos preparados para ése relevo.

Estoy seguro que la sociedad dominicana avanzaría mucho si nuestros líderes y servidores públicos aprendieran a delegar y entregar la antorcha en el momento oportuno.


miércoles, 3 de febrero de 2016

Si pudiera patentizar mi propia marca sería más original y más feliz


Imagínate que te levanta un día y te pregunta: ¿Por qué tengo que usar la vestimenta de Oscar de la Renta?, ¿Por qué tengo que usar el perfume de Carolina Herrera?, ¿Por qué tengo que usar el calzado Rufino? Y ¿Por qué tengo que usar la gafa Ray-ban? Son muchos los porqués que pueden aparentar tontos con los cuales se pueden obtener muchas respuestas que pueden ser sabias.

Por eso, creo que si pudiera patentizar mi propia marca sería más original y más feliz. Por ejemplo, si pudiera ponerle el sello a mi propia vestimenta estaría más tranquilo y menos angustiados. No tendría que pensar en la moda, en el consumismo, de gastar lo que no se tiene ni de lo que se puede, tendría menos deudas y por ende, trabajaría menos y tendría más tiempo para compartir y hacer feliz a mis seres queridos. Si el objetivo de las vestimentas es cuidar, cubrir, proteger y acomodar el cuerpo, porque complicarnos tantos la vida.

Si le pusiera mi sello al perfume que uso gastaría menos y sería más original, porque usaría lo que se acomoda a la natura de mi cuerpo y  mi propio olfato. Cuántas personas se complican la salud usando perfumes caros por marcas que le originan alergia y no se acomodan a su natura. No es la fragancia lo que se busca sino el artista que lo usa.

Si le pusiera mi sello a la gafa o lente que uso, gastaría menos y sería más útil. Algunos seres humanos prefieren comprar monturas de gafas y lentes sumamente costosos, pero si el objetivo es poder ver mejor y proteger la vista. Es decir, que no importa pagar más por  la forma que por la esencia.

Si le pusiera mi sello al reloj que uso no me endeudaría comprando marca bulova porque mi marca me daría la misma hora.

Si le pusiera mi sello al calzado que uso estaría feliz porque no tendría que buscar marcas caras para exhibirlo.

Si le pusiera mi sello al conocimiento que tengo no tendría que hacer uso de tantos pensadores  para aparentar saber, sería más original, más humildes y más sencillo con lo que sé y puedo enseñar.

Si le pusiera mi sello a los principios y valores que tengo no tendría que tener doble moral, ni usar los valores como un traje que me pongo según la circunstancia. Sería más original, más auténtico, sería más yo.

Cuantas cosas cambiaría en la vida si le pusiera mi sello original. Adelante.

lunes, 1 de febrero de 2016

NADA NOS PERTENECE EN ESTE MUNDO. Y SI ALGO NOS PERTENECE ES SOLO EL ALMA



Conforme nacemos y crecemos creemos que pertenecemos a unos padres, pero ellos solo vienen acompañarnos en la vida. Nadie es propiedad de nadie. La existencia es un acto de bondad que se da con amor y gratuidad. Todos formamos partes del árbol de la vida.
Cuando comenzamos a crecer nos infunden en nuestro cerebro que pertenecemos a una familia, a un apellido o a un linaje, pero la única familia de la cual formamos parte como una unidad sistémica es la humanidad. El sentido de propiedad privada o individualidad es lo que ha dividido la esencia del ser humano. Si tuviera que definir al ser humano diría que es humanidad.

 Pasamos gran parte de nuestra vida formándonos en una escuela y  en una universidad, nos instruyen de tal forma que nos hacen pensar que pertenecemos a ese centro escolar o a esa universidad. Nos damos cuenta que todo es convencional. Nos quieren dar entender que tenemos que pertenecer a algo o alguien para Ser. Le preguntamos a una madre en qué escuela o universidad estudió su hijo, y ella llena de orgullo responde en Harvard.

Cuando comenzamos a trabajar en una institución para ser más productivo nos inculcan el sentido de pertenencia a la misma. La verdad es que se quiere vender que para ser digno de un apellido, una familia, una universidad o un trabajo se tiene que pertenecer a los mismos.

 Si entendiéramos que nada nos pertenece en este mundo. Ni los padres, ni los amigos, ni la escuela, ni el trabajo e incluso ni nuestro propio cuerpo. Todo esto lo dejamos en algún momento que tenemos que partir. Somos aves de pasos. Seres que vienen a vivir una experiencia humana, prestado en un cuerpo humano.

Por eso me atrevo afirmar que lo único que es nuestro, propio, que permanece, que no perece y que nos pertenece es el alma. Cómo es posible que un ser tan maravilloso lo deje todo en un cuerpo perecedero y corruptible. Pero lo más paradójico es que dedicamos la mayor parte de nuestra vida a lo que no nos pertenece.  Y cuando nos damos cuentas de qué es lo único que nos pertenece, entonces, ya no hay tiempo. En tal sentido, retumba la frase de Sócrates: “Conócete a ti mismo”. La mayor sabiduría del Ser Humano está en el conocimiento de sí mismo, en reconocer que somos seres espirituales que vinimos a aprender en un cuerpo humano.