Respecto a la preferencia
sexual versus respeto a la identidad de un pueblo.
Dr. Luis Camilo
Matos de León.
Al parecer la modernidad y el progreso nos trajeron como
secuela la permisividad e inversión de valores en las sociedades del nuevo
mundo. El respeto por la preferencia sexual no implica el irrespeto a la
identidad de un pueblo.
En
estos momentos, donde el mercado es el centro de la economía, y viene matizado
por una competencia inhumana, es necesario realizar una transformación en donde
a nombre del desarrollo no se lesionen
los valores morales que nos representan como dominicanos/as.
Les recordamos que nuestra Dominicanía no es algo alcanzable
por la especulación; sino a través, de
lo que los/as dominicanos/as han ido construyendo en el vivir cotidiano
de los tiempos.
Es decir, la conciencia
nacional dominicana, es el conjunto de representaciones y referencias a partir
de las cuales la sociedad alcanza a percibirse, a pensarse, y sentirse. Es la expresión subjetiva de la objetivización
simbólica del espíritu de una nación. De este modo, el pueblo es capaz de
constituir una imagen de sí mismo, sea esta favorable o no a través del
conocimiento del patrimonio, de los bienes y valores tangibles o intangibles. De
forma tal, que se va construyendo un idioma, un espíritu común, una forma de
ser y actuar, que como rasgos perfila la identidad dominicana.
Es cierto
que vivimos en un mundo, donde las diferencias
culturales son la esencia de la riqueza de éste. El mundo homogéneo no existe
más que en la igualdad de derechos y deberes entre los seres humanos. Ahora
bien, la humanidad está en peligro, porque una parte pequeña de ella se está
tragando a la parte más grande. En este sentido, José Martí plantea que hay que
estar abierto a la sociedad global; pero “el tronco ha de ser
el de nuestras repúblicas”. Insisto retomando la frase del apóstol, nuestra
República Dominicana.
En estas sociedades permisivas, donde los principios y
los valores son relativos y negociables hay que hacer un alto en el camino,
porque de no hacerlo, lo poco de humano que nos queda va a perecer.
Existen intenciones de darnos a entender que el concepto
de naturaleza humana: hombre y mujer está desvirtuado, desfasado y equivocado.
La educación alienante, también, nos quiere enseñar que existe un tercer género
como natura humana. Respetamos a los partidarios de esta concepción; pero, al
mismo tiempo se debe respetar el derecho
a disentir de ella.
Creo que es provocador el exhibicionismo de parejas
homosexuales en los centros escolares de nuestro país. La sabiduría debe
llevarnos a la prudencia y al respeto de la identidad de un pueblo hermano que
acoge con hospitalidad, tolerancia y respeto a los demás.
El hecho de que algunas naciones o pueblos hayan asumido
como estilo de vida la homosexualidad, no
le da derecho de imponer y exponer en nuestro país esa forma de vida.
Recordemos lo que Benito Juárez decía: “El
respeto al derecho ajeno es la paz”. En definitiva, la construcción y el fortalecimiento
de una cultura de convivencia humana, ha de tener como eje central el respeto a
las demás culturas.